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La parada biológica salva a la flota vasca, pero el oleaje golpea al menos a 40 lonjas

Las embarcaciones están inactivas por la parada biológica

Mikel Ormazabal

El temporal que asoló la costa vasca a comienzos de febrero, con olas que alcanzaron picos de hasta 13 metros de altura, sorprendió a la flota de cerco refugiada en los puertos. Estaban amarrados, cumpliendo en esta época del año la denominada parada biológica. Esta circunstancia ha hecho que los daños sufridos por el sector pesquero en Euskadi no hayan sido “significativos”, asegura el director de Pesca del Gobierno vasco, Leandro Azkue. “A nuestros barcos no les ha afectado apenas el temporal”, coinciden Miren Garmendia e Iñaki Zabaleta, representantes de las cofradías de pescadores de Guipuzkoa y Bizkaia, respectivamente.

Aunque el oleaje ocasionó destrozos cuantiosos en las infraestructuras portuarias —el Consorcio de Seguros calculó 800 siniestros (500 en Guipuzkoa y 300 en Bizkaia)—, la flota resultó indemne. “En Bermeo hemos contabilizado 40 lonjas afectadas, con puertas rotas y los aparejos inutilizables, pero los barcos no han sufrido”, explica Zabaleta. Algunas embarcaciones de pesca habían tomado la precaución de guarecerse en la dársena de Bilbao, más protegida que los puertos pesqueros. “La flota de cerco y anzuelo se encuentra a la espera de la apertura, en los próximos días, de la temporada del verdel y después del bonito”, añade el presidente de los pescadores vizcaínos.

En Guipuzkoa tampoco constan “daños considerables”, asegura Garmendia. Los cerca de 80 barcos de cerco estaban inactivos, aguardando a la próxima costera. El Ejecutivo autónomo no ha hecho una valoración económica a la vista de que los efectos en el sector “han sido muy pequeños”.

Los principales perjudicados han sido los barcos pequeños que utilizan artes menores de pesca y faenan en el día. “No han podido salir por las malas condiciones de la mar y se han quedado sin ingresos durante demasiado tiempo”, afirma la secretaria de la Cofradía de Guipuzkoa. Son embarcaciones de 10-12 metros, con no más de dos tripulantes, por lo general, que están sufriendo “un invierno muy duro” al que se ha añadido un temporal que, apunta Zabaleta, “les ha obligado a parar la actividad más de lo deseado”. “No han tenido margen para trabajar. Los pocos días que han podido salir solo han recogido basura y han tenido que regresar a puerto a toda máquina”, apostilla.

Las instituciones se afanan ahora en reparar los daños en los puertos, que el Gobierno Vasco estimó en más de 16 millones. El último recuento del Ayuntamiento de San Sebastián arroja unos gastos de casi seis millones de euros por los desperfectos ocasionados por el oleaje en la ciudad, principalmente en la playa y el paseo de La Zurriola (1,4 millones), el Paseo Nuevo (1,1 millones) y en los cinco puentes de la desembocadura del río Urumea (1,2 millones).

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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