No empeorar: el comienzo del fin
El análisis sobre la situación de la economía española, con datos hasta junio, no permiten augurar con seguridad el fin de la crisis, pero sí señalan que, al menos en los últimos meses, los indicadores no han empeorado y algunos incluso han mejorado. El Gobierno y algunos analistas consideran que la recesión se acaba y comienza una ligera recuperación, pero el panorama internacional que pinta el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su última revisión de previsiones no es favorable para esta recuperación, aunque es cierto que para el crecimiento del PIB en España en 2013 mantiene su previsión en una caída del 1,3%, sin corregirla a la baja, como hace para otros países.
El FMI, con datos referidos al primer trimestre de 2013, considera que el crecimiento mundial está siendo ligero y menor de lo esperado, especialmente debido a un descenso del crecimiento de los países emergentes, así como a una recesión en la zona del euro más profunda de lo esperado y a que la expansión de la economía de Estados Unidos, aunque positiva, siguió un ritmo más moderado. Japón es la excepción, con un crecimiento más vigoroso. Para el conjunto de 2013 se espera un crecimiento del PIB mundial del 3,1%, dos décimas menos que en su previsión anterior.
En su opinión, “las autoridades de todos los países deben redoblar sus esfuerzos por lograr un crecimiento robusto”. En concreto, en la zona euro, el FMI valora los esfuerzos realizados para combatir la crisis, tanto desde las instituciones europeas con medidas monetarias del BCE y la creación del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) como por las llevadas a cabo en el ámbito nacional con políticas de reformas estructurales. Sin embargo, insiste en la necesidad de continuar trabajando para evitar los riesgos latentes que continúan amenazando el crecimiento y la estabilidad. El consejo es que los países en recesión deben adoptar medidas de política económica adicionales a las ya aplicadas, con el fin de restablecer la confianza, respaldar la demanda interna y crear empleo.
El FMI establece cuatro ámbitos prioritarios a aplicar tanto por las instituciones europeas como por las autoridades nacionales: sanear los balances de los bancos, identificando los activos problemáticos; completar la Unión Bancaria Europea y acelerar su puesta en marcha; adoptar nuevas medidas para respaldar la demanda a corto plazo, tanto desde la política monetaria del BCE como con otras medidas de política económica, y, por último, avanzar en la implementación de las reformas estructurales ya iniciadas, como la puesta en marcha de la directiva de servicios.
Es importante aplicar seriamente políticas que incentiven el crecimiento de la actividad, ayudando a las pymes y a los nuevos proyectos a conseguir la financiación necesaria
Las previsiones de decrecimiento del PIB para España en 2013 coinciden con pequeñas diferencias entre las del Gobierno (-1,3%); los analistas de Consensus Forecast (-1,5% de media); los organismos nacionales (-1,5%, del Banco de España) y los organismos internacionales: Comisión Europea (-1,5%), FMI (-1,6%) y OCDE (-1,4%). La única diferencia entre ellos, en este momento, teniendo en cuenta la ligera mejoría de los indicadores en los últimos meses referidos al segundo trimestre, es sobre la posibilidad de que en el segundo semestre del año se tome una senda menos negativa y se termine el año en positivo.
Efectivamente, algunos indicadores adelantados señalan un comportamiento menos negativo durante el segundo trimestre, permitiendo que el Indicador Sintético de Actividad, elaborado por el Ministerio de Economía, alcance signo positivo (0,1% en el segundo trimestre, frente al -0,5% del primero). Dato que probablemente le ha permitido al ministro de Economía decir que la recesión se había terminado. También mejoran el sentimiento económico, según los resultados del indicador compuesto adelantado de actividad para España que elabora la OCDE, así como en los indicadores de confianza de la industria y del consumidor, que mejoran ligeramente, aunque todavía sumidos en datos muy negativos.
Quizá el punto más favorable a destacar es el comportamiento del sector exterior, cuyo déficit comercial se ha reducido sensiblemente en los últimos meses, pero que comienza a señalar el crecimiento de las importaciones no energéticas, indicando alguna mejoría de la producción industrial. El crecimiento de las exportaciones españolas muestra la mejoría de nuestra competitividad en una amplia variedad de bienes y servicios, señalando el camino que deben seguir las empresas españolas en un marco especialmente débil de la demanda interna.
Aunque todos estos indicadores generan algunas esperanzas sobre una pronta recuperación, el mayor problema en España continúa siendo el enorme desempleo existente, que tanto desánimo y problemas está generando entre los ciudadanos y trabajadores, además de impedir la recuperación del consumo de las familias. A falta de los datos de la EPA del segundo trimestre que el INE publicará el 25 de julio, los indicadores del registro de paro del Ministerio de Empleo han señalado resultados para el primer semestre menos malos que en años anteriores, con moderadas reducciones del paro en todos los sectores, excepto la agricultura. Los datos de afiliación a la Seguridad Social, aun teniendo en cuenta la estacionalidad, también fueron mejores en junio que en otros años. Toman mayor impulso los afiliados autónomos.
Aunque haya alguna mejora, el paro continúa siendo el problema número uno, y con los ajustes que se están realizando en el sector público y en las grandes empresas, la única posibilidad está en la creación de otras nuevas y en la puesta en marcha de negocios por parte de los autónomos. Por eso es tan importante aplicar seriamente políticas que incentiven el crecimiento de la actividad, ayudando a las pymes y a los nuevos proyectos a conseguir la financiación necesaria, siempre que dichos proyectos presenten una viabilidad.
En estos momentos de incertidumbre política, en los que la información sobre corrupciones y corruptelas en los ámbitos políticos durante la etapa expansiva aumenta el desapego de los ciudadanos, que están soportando el peso de los ajustes de la crisis con la merma de sus ingresos y la pérdida de empleo, si realmente se confirma el fin de la recesión y el comienzo de una cierta recuperación de la economía, sería necesario un esfuerzo de transparencia por parte del Gobierno y de la oposición, de la que mucho se habla, pero poco se aplica, así como mayor diligencia de la justicia para acabar con esta etapa tan dolorosa y comenzar un nuevo ciclo más limpio y transparente que permita a los ciudadanos recuperar su confianza en el sistema.
Carmen Alcaide es analista y expresidenta del INE.
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