El ajuste griego descarrila
El fracaso en la privatización de la empresa de gas agrava la situación del país
El cierre fulminante de la televisión y la radio públicas griegas ha acaparado grandes titulares esta semana. Grecia se convertía en el primer país europeo sin canal público de televisión, consecuencia directa de los estragos que la crisis financiera está causando en las sociedades del euro. Aunque, en términos económicos, el drama griego se había cobrado una pieza quizá más importante días antes, cuando el Gobierno tuvo que declarar desierto el proceso de privatización de la empresa pública de gas DEPA. Y lo anunciaba el mismo día en que una nueva misión de los hombres de negro de la troika —Comisión Europea, Banco Central Europeo (BCE) y Fondo Monetario Internacional (FMI)— desembarcaban en el aeropuerto de Atenas para llevar a cabo una nueva revisión del programa de ajuste.
El Gobierno esperaba ingresar 2.300 millones con privatizaciones
La rusa Gazprom decidió, a última hora, retirar su oferta de 900 millones de euros por la empresa pública de distribución de gas con el argumento de que el Gobierno griego, que controla el 65% de DEPA, no ofrecía suficientes garantías sobre la posición financiera de la empresa. Fuera de micrófono, los inversores rusos, que llevaban meses negociando con el Gobierno de Antonis Samaras, han confesado su temor a que las autoridades europeas pusieran obstáculos a la compra y exigían compromisos firmes. Bruselas ha declarado en muchas ocasiones su interés en reducir la dependencia europea de los recursos energéticos rusos.
Lo cierto es que la privatización de la gasista era una pieza fundamental dentro del plan de privatizaciones del Gobierno. Con ese programa, el Ejecutivo de Atenas pensaba ingresar en este ejercicio unos 2.300 millones de euros, una cifra que ya había revisado a la baja respecto a sus planes iniciales. Samaras se había implicado a fondo en la operación, confiando en que la posición estratégica del país para la llegada del gasoducto de Turquía y el abastecimiento de gas ruso a todo el sur de Europa añadiera valor a la gasista y no forzara a malvender una de las pocas joyas de la corona que aún están en manos públicas. La Bolsa de Atenas cayó en un solo día un 4,9%.
Gazprom se retiró de la venta por el temor a obstáculos desde Bruselas
El Gobierno ha dicho que volverá a abrir el pliego para la privatización de la empresa, aunque no ha puesto fecha al proceso. El revés sufrido con la privatización de la gasista amenaza otros planes de privatización también previstos para este ejercicio, como la venta de la petrolera griega, que tiene a su vez una participación del 35% en DEPA, y la de las loterías, OPAP.
Sin privatizaciones y con una economía en recesión por cuarto año consecutivo, va a ser muy difícil que el Gobierno heleno pueda cubrir el agujero de 2.300 millones de euros que el fracaso de las privatizaciones puede dejar en sus cuentas públicas. Inicialmente, el plan era ingresar 50.000 millones de euros en privatizaciones hasta 2019. Luego, las autoridades de Atenas lo rebajaron hasta los 11.000 millones para 2016 y 20.000 millones para 2020. Justo ahora que los analistas, públicos y privados, ensalzaban los avances de las autoridades griegas para reducir los desequilibrios de su economía.
Fitch revisó al alza la calificación de Grecia en mayo pasado
Tanto, que el pasado mes de mayo la agencia de calificación Fitch revisó al alza la calificación de la deuda griega, desde CCC hasta B-. Ed Parker, director de calificaciones soberanas de la agencia de rating, justificaba la decisión el pasado viernes en Madrid asegurando que el país ha hecho muchos progresos en la reducción del déficit —“la mayor de la eurozona”, apuntaba—, el saldo de ingresos y gastos antes del pago de intereses de la deuda se situará este año cerca del equilibrio, según sus previsiones, el PIB se sitúa ya en un nivel muy cercano a la estabilización y la liquidez del sistema financiero ha mejorado mucho, señala el analista de Fitch. “Claramente, hace 12 meses de lo que se hablaba era de la salida de Grecia del euro. Eso ya no se plantea. La coalición de Gobierno ha adoptado duros ajustes fiscales y están cumpliendo el programa de reformas; hay signos de estabilidad política, el turismo se está recuperando... El riesgo de que se produzca una nueva reestructuración se ha reducido mucho”, asegura Parker. Como él, Samaras repite incansable el mismo mensaje.
Sin embargo, el escenario puede empeorar considerablemente si los procesos de privatización quedan desiertos. “¿Cómo se sostiene el mensaje de que la crisis europea se está estabilizando, si ni siquiera se presentan candidatos a los procesos de privatización?”, apuntaba un analista esta semana desde Wall Street. El programa de ajuste de la troika es muy claro al respecto: el incumplimiento de los objetivos de ingresos por privatizaciones deberá ser cubierto en un 50% por recortes adicionales del gasto público.
El ajuste de la deuda externa no ha hecho más que empezar
Pese a los halagos oficiales, algunos analistas sostienen que el ajuste externo en Grecia, y en buena parte de la periferia, apenas acaba de empezar. “Estas economías han hecho muy poco o nada de su trabajo en reducir su stock de deuda externa”, sostenía James Howat, economista para Europa de Capital Economics, en una nota a clientes. Grecia, una vez más, encabeza la carrera de la dependencia exterior de su deuda [ver gráfico adjunto]. “Eso supone que estas economías tendrán que reducir su demanda doméstica en los próximos años, incluso si las exportaciones mantienen buen ritmo, para generar superávits por cuenta corriente de forma sostenida, con las consiguientes consecuencias políticas y económicas de la medida”, sostiene Howat.
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