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El ajuste de precios en los países del sur de Europa llega al ‘índice Big Mac’

La hamburguesa baja con fuerza en Irlanda y se abarata en España, Grecia o Portugal

Álvaro Romero
Un hombre pasa ante una hamburguesería en Kuala Lumpur.
Un hombre pasa ante una hamburguesería en Kuala Lumpur.MOHD RASFAN (AFP)

El índice Big Mac, el indicador que elabora la revista The Economist con el precio de esta popular hamburguesa de McDonald's en varios países para estudiar la evolución del coste de la vida y el cambio de su divisa, pone de relieve que entre julio de 2011 y el pasado enero los llamados periféricos del euro han registrado un importante ajuste. Todos salvo Italia.

Según la última actualización de este indicador, correspondiente a enero, el precio de la hamburguesa bajó en Irlanda, España, Grecia y Portugal, los cuatro países que han recibido algún tipo de ayuda europea y están bajo un estricto programa de reformas. Donde más se abarató fue en Irlanda, cerca de 50 céntimos, mientras en España bajó en 15 céntimos de euro, en Grecia en unos 12 y en Portugal en 10 céntimos. También bajó en Finlandia, Bélgica y, de forma mínima, en Alemania.

Italia, que también ha tenido el apoyo de la eurozona, aunque haya sido de forma indirecta a través del BCE, ha llevado a cabo a su vez ajustes. Sin embargo, en este país, que de hecho es uno de los más caros para vivir de la eurozona, se encareció en unos 20 céntimos.

Sin embargo, junto al descenso en sí, los analistas de Brueguel ponen el foco en cuál era el punto de partida. Desde este punto de vista se confirma la teoría de que los países de la periferia están llevando a cabo una devaluación interna a golpe de recortes de gasto, reforma laboral y austeridad. El caso más sintomático es el de Irlanda ya que si este país era en verano de 2011 en donde el Big Mac era más caro de toda la eurozona, ahora está por debajo de la media europa.

El índice, que en ningún caso pretende ser un indicador científico, sí ha demostrado cierta validez con vistas a hacer más digerible para el gran público la teoría del cambio de divisas, según sostienen sus creadores. Tiene su base en el estudio de un mismo producto fabricado con los mismos materiales en cualquier parte del globo, una definición que la hamburguesa cumple a la perfección. Con él se puede tratar de calcular de forma aproximada la capacidad de gasto de sus ciudadanos en paridad de poder de compra.

Fuera de la Eurozona, donde no se puede explicar lo relativo a la teoría de divisas porque comparten la misma moneda, la hamburguesa costaba a principios de 2013 en EE UU 4,37 dólares de media. En China, sin embargo, se vendía por 2,57 dólares al cambio actual entre el yuan y el billete verde. Por tanto, la diferencia entre ambos indica que la moneda china estaba infravalorada en un 41% en ese momento frente a lo que sería su nivel adecuado. Lo ideal, en caso de que la teoría del cambio de divisas funcionase correctamente, sería que el Big Mac valiese lo mismo al realizar el cambio de moneda.

Los críticos del índice Big Mac, que no son pocos, denostan este indicador porque aunque el producto en teoría es idéntico, la cultura y costumbres alimenticias de cada país son muy diferentes. Esto, a la larga, acaba afectando al modo en que se consumen las hamburguesas o la comida rápida en general, lo que a su vez se nota en su precio. En opinión de sus detractores, no dejar de ser más que una broma.

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Sobre la firma

Álvaro Romero
Redactor del equipo de Redes Sociales y Desarrollo de Audiencias en EL PAÍS. Es licenciado en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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