Moody’s rebaja la calificación a 16 bancos españoles entre uno y tres escalones
La agencia reacciona con otro tijeretazo sobre el sector al recorte de la calificación de España Santander, BBVA, Bankinter y Caixabank son rebajados tres niveles Liberbank y Cajamar, degradadas a la categoría de bono basura
La agencia de calificación de riesgos Moody’s rebajó este jueves nuevamente, en bloque, la calificación de los bancos españoles. En concreto, degradó entre uno y tres escalones la nota de 16 entidades españolas, incluidos el Banco Santander, el BBVA, CaixaBank y Banesto, así como la de la filial del Banco Santander en Reino Unido. Hace dos días la agencia rebajó también la nota a 26 bancos italianos.
Moody’s, a quien algunos acusan, junto con el resto de agencias, de provocar la crisis financiera internacional, utiliza cuatro argumentos principales para la rebaja. En primer lugar, las adversas condiciones operativas, caracterizadas por la recaída en la recesión, la continuación de la crisis inmobiliaria y los niveles de desempleo persistentemente altos. En segundo lugar, la menor solvencia de España, que afecta a la capacidad del Gobierno de apoyar a los bancos. En tercer lugar, el rápido deterioro de la calidad de los activos, con un acelerado aumento de la morosidad de los préstamos del sector inmobiliario y su posible extensión a los créditos de otros sectores. Y, por último, las dificultades de las entidades para acceder a los mercados de financiación mayorista ante las persistentes preocupaciones de los inversores sobre los bancos españoles y la deuda del Estado.
El aumento de las provisiones de los bancos, la liquidez del BCE y el apoyo del Estado se ven eclipsados por el deterioro de los activos, de los resultados y de las posiciones de capital, según la agencia.
Moody’s agrupa a las entidades en cuatro categorías, en la primera de las cuales están solo el Santander y el BBVA, con las mejores notas gracias a su generación de beneficios y sus fuertes redes, diversificadas geográficamente.
Tras la revisión, Santander y BBVA pasan de una solvencia calificada como Aa3 a A3, tres escalones más abajo, con lo que se ajustan a la propia calificación del Estado. En el mismo esquema exacto está Caixabank, que pasa de Aa3 a A3. Banesto y Popular, por su parte, solo bajan un escalón para quedarse en la misma calificación de las anteriores. Pasan de la calificación A2 a A3. Sabadell también resulta castigado: pierde la A3, un notable alto, y pasa a Baa1.
En el otro extremo, Liberbank (la unión de Cajastur, Caja de Extremadura y Caja Cantabria) se queda en Ba1, y por tanto pasa a ser considerado un bono basura, lo mismo que Cajamar. No obstante, en este último caso, la entidad se ve rebajada incluso un grado más, al segundo nivel de lo que se considera un activo solo apropiado para inversores especuladores.
Moody’s ya ha puesto esta nota en los últimos meses a Catalunya Caixa y Banco Pastor, ambos con una Ba1, a Banco de Valencia con un Ba2, y a Banco Financiero y de Ahorro (BFA), que está calificada con la peor nota de todo el sistema español, con un rating de Ba3.
Una consecuencia de la rebaja a España
La decisión llega en un muy mal momento para la banca. Acosada en la Bolsa, señalada por los analistas como el germen de las dudas sobre el conjunto del país y obligada a realizar una segunda ronda de saneamiento millonario.
Moody's, una de las tres que domina el negocio de la medición de riesgos a nivel mundial, rebajó en dos escalones la calificación de España en febrero. Tras este motvimiento, su evaluación sobre la calidad crediticia del Estado pasó de notable alto a uno bajo al caer de A1 a A3. Esta nota, aunque ya no es la matrícula de honor con la que España empezó la crisis, sigue representando un nivel alto. En cualquier caso, se establece como la calificación más alta posible para las empresas y entidades financieras que residen en él, lo que también explica el nuevo tijeretazo sobre la banca.
Las razones que dio Moody's para justificar esta rebaja fueron principalmente dos: la imposibilidad de reducir el déficit hasta los objetivos marcados y la recesión que atraviesa el país, lo que a su vez complica alcanzar las metas de consolidación fiscal.
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