Seis millones de parados tras el ajuste
Lograr un déficit del 3% en 2013 pasa por la reducción de plantilla en el sector público Desde 2007 se han destruido 3,25 millones de empleos privados
El vicepresidente del Gobierno valenciano, José Ciscar, ha anunciado esta semana que la Generalitat piensa despedir a 5.000 empleados de las empresas públicas. Ninguno de ellos estaba contado como parado en la encuesta de población activa (EPA) que se conoció el viernes, y que ha elevado el desempleo a cotas históricamente altas por sexta vez consecutiva. Y no será la última. Pocos se atreven a negar que España llegará a seis millones de parados y que la tasa de desempleo superará con holgura el 25%. Entonces sí que se contarán los despedidos que Ciscar anunció el martes y las decenas de miles más en el sector público que se esperan en un futuro que ha empezado ya.
Los ajustes presupuestarios apenas se han notado en el volumen de mano de obra de las Administraciones hasta ahora. Solo en las nóminas. Desde que se comenzó a destruir empleo en el verano de 2007, la crisis ha engullido 3,25 millones de empleos en el sector privado; en el mismo periodo, en el público se han creado 172.000. Solo en las dos últimas EPA ha bajado el número de quienes trabajan para la Administración o sus empresas: hasta ahora 3,1 millones.
Los dos últimos Gobiernos —tanto el de Mariano Rajoy como el de José Luis Rodríguez Zapatero— han empeñado su palabra en reducir el déficit público hasta el 3% el año que viene. Esto supone una reducción del gasto público en 55.000 millones en dos años. Lograrlo sin reducir funcionarios —y sin subir impuestos— es misión imposible. El Gobierno lo sabe. Muchos de los cambios de la reforma laboral están destinados a facilitar los despidos colectivos en la Administración de forma definitiva y no ajustes parciales. Los funcionarios que se retiren no tendrán sustitutos salvo en colectivos como los inspectores de Trabajo.
Para los analistas económicos de AFI, el ajuste presupuestario costará casi 400.000 empleos directos y 100.000 indirectos. En los últimos seis meses ya se han triturado más de 100.000. Conclusión: la destrucción restante —sin tener en cuenta la evolución de otros sectores o la marcha de la población activa—, elevará por sí misma el paro a más de seis millones de parados. Pero AFI no se queda aquí: cree que en 2012 se destruirán 724.000 empleos, a los que habrá que sumar 228.000 en 2013.
“Sí que veo esa cifra [en referencia a los seis millones de desempleados]. El paro incluso seguirá subiendo en 2013. Está todo organizado así. Incluso se está sobrerrecortando para evitar que haya efectos de segunda ronda”, señala José Antonio Herce, de AFI.
“La caída del consumo público será del 11% este año, y eso supone que se va a destruir mucho empleo público. Sí que habrá seis millones”, explica el economista jefe de Intermoney, José Carlos Díez, partiendo del presupuesto de este año, que prevé la destrucción de 630.000 empleos a tiempo completo este año.
También los prevé el Instituto Flores de Lemus que pronostica 6,04 millones de parados el año que viene por estas fechas. Para entonces, el gabinete dirigido por Antoni Espasa pronostica una tasa de paro del 26,3%.
A las voces de los estudiosos, se ha unido el líder de CC OO, Ignacio Fernández Toxo, que ha pronosticado la fatídica cifra este mismo año y una tasa de paro en torno al 27% en 2013. Números escalofriantes asentados en que el comienzo del año (374.000 puestos de trabajo destruidos y una tasa del 24,4%), y viendo la contracción que se avecina, en 2012 el mercado laboral sufrirá un hundimiento solo comparable al ocurrido en 2009, el peor año de la crisis. Con una diferencia sustancial, ya que entonces el año empezó con 3,2 millones de parados y este lo ha hecho con dos millones más.
No habrá diferencias por lo que respecta a la construcción. El ladrillo seguirá cayendo. La construcción residencial no levanta cabeza. La congelación del crédito, el stock de viviendas por vender y el gran endeudamiento pesan como una losa sobre un sector que se acerca en todas sus cifras —relativas y absolutas— a las que registraba a la salida de la crisis de los noventa. Y ahora se agudiza por el gran recorte en la inversión en obras públicas.
“Si queremos bajar la tasa de paro en Europa y España hay que hacer como Estados Unidos [en referencia, a las severas políticas de ajuste y a las compras de deuda de la Reserva Federal]. Hay que reducir el déficit, pero no a este ritmo”, propone Díez.
El mismo diagnóstico tiene Funcas, la Fundación de las Cajas de Ahorro: “El severo ajuste del déficit público que deben realizar las Administraciones públicas, obligadas por la creciente dificultad para financiarse a un coste asumible, caída de los ingresos públicos y profundización de las medidas de ajuste, induce una espiral descendente de la actividad económica”.
Esa descripción ya es un hecho. El Banco de España ha certificado esta semana que la recesión ha vuelto. Y aunque se espera, el Gobierno entre ellos, que la economía repunte en 2013, pocos piensan que el crecimiento no será suficiente para rebajar el desempleo. Herce, de AFI, prevé una tasa de desempleo por encima del 20% hasta 2018. Y el propio Gobierno, en el programa de estabilidad que aprobó el viernes para enviar a Bruselas calcula que la media de paro en 2015 será del 22,3%, más del que se encontraron en 2011.
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