La exigencia de más sacrificios bloquea el acuerdo político en Grecia
Los líderes pactan el despido de 15.000 funcionarios La reunión clave con los partidos se ha pospuesto para hoy
Ayer —una vez más— vencía el plazo. Y ayer, de nuevo, el plazo languideció. Cuando Grecia ha logrado prácticamente lo que parecía más difícil, que toda la banca a la que le debe 206.000 millones de euros acepte una pérdida nominal del 50%, los nuevos sacrificios exigidos por Europa y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para activar el segundo rescate están bloqueando el acuerdo político.
El segundo rescate financiero de Grecia se articula en dos negociaciones, la de la banca para la quita de deuda y la mantenida con la llamada troika —formada por la Unión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo—, que este fin de semana entraron en fase crítica. El primer ministro del Gobierno de transición griego, Lukas Papademos, necesita el apoyo de los tres partidos que respalda el Ejecutivo —el socialista Pasok, el partido de centro-derecha Nueva Democracia y el derechista Laos— para aceptar un nuevo programa de recortes a cambio del auxilio financiero.
Las fuerzas políticas consienten el objetivo global de recortar el gasto público por un valor equivalente al 1,5% de su PIB, unos 3.000 millones de euros. Ayer, el Gobierno heleno anunció que acepta el despido de 15.000 funcionarios este año, dentro del plan global de reducir hasta 150.000 empleos públicos hasta 2015. Pero hay otros frentes abiertos respecto a un nuevo recorte en las pensiones y la rebaja del salario mínimo por debajo de los 600 euros (ahora es de 750) o la eliminación de las dos pagas extraordinarias anuales. Se trata, en resumen, de llevar a cabo una dura devaluación interna en el país vía recortes.
La reunión de Papademos con los partidos prevista para ayer, que se suponía definitiva, se pospuso para hoy y el primer ministro tenía previsto retomar las negociaciones con la troika.
Sindicatos y políticos han estado alertando de que estos ajustes paralizarán aún más la economía de un país con cuatro años de recesión a la espalda, la inflación al alza por la subida de impuestos y una tasa de paro oficial cercana al 20%. “No están pidiendo más recesión, que el país no puede asumir”, dice Antonis Samaras, líder de Nueva Democracia. Los sindicatos convocaron hoy una huelga general de 24 horas para mañana, martes, en protesta contra las medidas de austeridad. “Pase lo que pase, el pueblo heleno está condenado a la pobreza. Eso ningún pueblo puede aguantarlo. El pueblo griego no es un conejillo de indias”, manifestó el líder del sindicato privado GSEE, Yannis Panagopulos.
Los partidos griegos, que planean celebrar elecciones el próximo mes de abril, quieren presentar ante la población alguna suerte de victoria. Fuentes cercanas a las negociaciones apuntaron ayer que “es posible que la troika acepte el mantenimiento de las dos pagas extraordinarias”.
Sin el pacto, Europa y el FMI no activarán el segundo plan de salvamento financiero, que requerirá una inyección de 130.000 a 145.000 millones de euros y la suspensión de pagos y la salida de la eurozona serán inevitables. “Nadie quiere aquí pasar a la historia como quien firmó la bancarrota de Grecia”, resume a este diario una fuente griega, próxima a las negociaciones. Aunque las negociaciones con la banca, la troika, el Gobierno griego y los partidos han incumplido muchos plazos, hay uno muy claro en el calendario heleno: el 20 de marzo vence una deuda de 14.500 millones de euros y Atenas no tiene dinero para pagar.
Como si adivinasen que la de ayer, de nuevo, no iba a ser la fecha clave de esta novela griega, los mercados no sufrieron grandes sobresaltos. Las grandes Bolsas europeas cerraron con ligeras pérdidas, menores al 1%, y el euro se contrajo hasta cambiarse por 1,31 dólares.
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