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García de la Concha llega al Cervantes apelando a América

Jesús Ruiz Mantilla

Mientras ellos, los ministros de turno, hablaban de competencias -tuyo-mío, mío-tuyo-, Víctor García de la Concha, nuevo director del Instituto Cervantes, insistía ayer en su toma de posesión de la necesidad de abrir la institución hacia América. Su frente común de la lengua, aliado con todas las naciones que hablan el español, será el eje de su mandato.

Ante una generosa representación de sus compañeros de la Real Academia Española, arropado por todos y cada uno de los directores que han desfilado por la institución desde que fuera creada hace 20 años, en presencia de los ministros responsables del Cervantes -José Ignacio Wert, de Educación, Cultura y Deporte, y José Manuel García-Margallo, de Exteriores-, García de la Concha volvió a extender su mano a América para comenzar una ofensiva global hacia todos aquellos países donde puede ampliarse la enseñanza del idioma. Lo hizo sin dejar de lado las nuevas tecnologías: "El reto apremiante del espacio digital", aseguró, "así como buscar alianzas con los grandes grupos de comunicación en ese campo".

Tanto Wert como García-Margallo dejaron claro que era el tiempo de las sinergias. Le prometieron recursos al tiempo que García de la Concha insistía en la necesidad de "llamar a todas las puertas de la sociedad civil" para encontrar compromisos.

Los dos miembros del Gobierno, cuya lucha por el que será el buque insignia de la política cultural sigue latente, mostraron su disposición a hacerse con el mando de la nave. García-Margallo fue tajante: "Habrá conflictos de competencias, pero será por el bien de todos". Y avisó: "El Cervantes tiene padre y madre. Pero la ley es clara: pertenece a Exteriores".

Pero en eso, también García de la Concha impartió magisterio. Aseguró que, más allá de lo que en su día pensó Fernando Lázaro Carreter, había dejado de ser una cuestión de misioneros para ascender a una esfera de Quijotes: "Cervantes murió con el sueño no logrado de ir a las Indias. Pero su libro llegó pronto a América en un viaje de locos. Muy pronto, el Inca Garcilaso saludaba a indios, mestizos y criollos en esa lengua que aquí había sido de judíos, moros y cristianos y que allí se hacía de negros, mestizos, paganos, heterodoxos y bastardos". Como para que ahora le hagan reconocer padre y madre. Ya no es cuestión menor de familia. Es una vocación global esta del idioma hablado por cerca de 500 millones de personas. Como siempre, por otra parte.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.
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