Así acabó el FBI con Megaupload
La intercepción de correos y cuentas bancarias aportó las primeras pruebas - El Departamento de Justicia opera como si el portal fuera una banda delictiva más
Por primera vez, el Gobierno de Estados Unidos ha convertido la persecución de las descargas de material ilegal en la Red en un asunto policial. Definiendo a los siete administradores de Megaupload como una banda criminal, y acusándolos de conspiración, fraude y lavado de dinero; el Departamento de Justicia estadounidense ha abierto un nuevo camino: el de investigar y enjuiciar, uno a uno, a los grandes portales web que permiten el alojamiento y la descarga de material que otros, los usuarios, han copiado. Justo cuando el Capitolio debatía dos leyes que hubieran permitido, entre otras cosas, el cierre de webs que alojaran material ilícito, el FBI ha demostrado que no le hace falta ningún nuevo marco legal para perseguir con sus medios tradicionales a aquellos que facilitan la piratería.
"No somos piratas, solo le ofrecemos los servicios navieros a piratas"
Según la fiscalía, "almacenaban pornografía infantil y vídeos terroristas"
Este caso, en el que el FBI ha trabajado durante años, y que se ha desarrollado en nueve países, es el mayor que el Departamento de Justicia ha abierto contra la difusión de material ilícito en la Red. Ahora sus fiscales aguardan la extradición a EE UU de cuatro administradores detenidos en Nueva Zelanda. Estos contrataron el viernes al prominente abogado Robert Bennett, que defendió a Bill Clinton en el caso de Monica Lewinsky y a la petrolera Enron en diversas acusaciones de fraude. En las 60 páginas de demandas de los fiscales, se copia el fragmento de un correo de uno de los gerentes de Megaupload, Mathias Ortmann, en el que asegura: "No somos piratas, solo le ofrecemos los servicios navieros a los piratas". Parece que, para el FBI, esos servicios son un crimen mayor que el de la mera piratería.
Los agentes del Centro de Coordinación Nacional para la Protección de la Propiedad Intelectual del FBI examinaron de forma secreta los correos electrónicos y las transferencias bancarias de los administradores de Megaupload, desde el 10 de abril de 2006 hasta la pasada Navidad. Ese portal web se convirtió en objeto de interés de la policía judicial en diciembre de 2009. Entonces, arrestaron a Gilberto Sánchez, residente de 47 años de Nueva York, por haber publicado en Megaupload una copia inacabada de Lobezno. La difundió en marzo de aquel año, y la película se estrenaba en EE UU dos meses después.
Fue entonces cuando el FBI se centró plenamente en aquel medio de distribución de material. ¿Por qué había elegido Sánchez ese medio? ¿Qué incentivos le ofrecía? Pronto los agentes descubrieron que los gerentes de Megaupload ofrecían recompensas económicas a los usuarios que publicaran el material más buscado en la Red, sobre todo copias ilegales de películas y canciones. "Desde al menos septiembre de 2005 hasta julio de 2011, la Megaconspiración ofreció y otorgó incentivos financieros a sus suscriptores premium si alojaban copias de obras populares a Megaupload.com y distribuían los enlaces que ofrecían una copia de ese documento, con un solo clic, a cualquiera en Internet", dicen los fiscales en la demanda.
Una pormenorizada investigación llevó al FBI a localizar a al menos siete ciudadanos estadounidenses que habían recibido dinero por publicar material muy buscado en la Red. Tres de ellos, identificados por sus iniciales -T. T., C. W. y P. A.- recibieron 2.700, 2.900 y 3.000 dólares respectivamente en 2009. El FBI vio un motivo para actuar, dado que los receptores eran estadounidenses y se les había pagado con una cuenta de PayPal, un servicio de transferencias financieras radicado en EE UU. Lo que faltaba era el material pirateado. Era necesario que las copias ilícitas de películas y canciones hubieran pasado por los servidores de los administradores para poder presentar el caso como la persecución de una banda criminal.
Sus pesquisas les llevaron a unos 1.000 servidores de la empresa Carpathia Hosting, localizada en Dulles (Virginia). Allí, Megaupload tenía más de 25 millones de gigabytes para alojamiento de su material. "Además de documentos protegidos por los derechos de autor, otro tipo de contenido ilícito fue alojado en los servidores de Megaupload.com, incluida pornografía infantil y vídeos de propaganda terrorista", dicen los fiscales. Finalmente, el FBI dio su primer paso: el 24 de junio de 2010 comunicó indirectamente a los administradores de Megaupload la investigación. Solo les dijo que había encontrado en sus servidores de Carpathia Hosting 39 películas protegidas por leyes de propiedad intelectual. En la demanda se citan Taken, Como la vida misma, Matrix, Thor, Bad Teacher, Harry Potter y las reliquias de la muerte, parte I y The Green Hornet. Los gerentes del portal no actuaron con presteza. "El 18 de noviembre de 2011, más de un año después, 36 de las 39 copias ilícitas de películas aún se hallaban alojadas en los servidores de la Megaconspiración", dicen los fiscales.
En la demanda, y según confirman fuentes del Departamento de Justicia, se dan indicios de que las grandes empresas del entretenimiento ofrecieron información al FBI sobre el modus operandi de Megaupload. Aseguran los fiscales del gobierno que en septiembre de 2009 Warner Brothers Entertainment envió un correo a Megaupload quejándose de la exorbitante cantidad de copias ilícitas de canciones y películas que tenía a ese sitio en sus servidores. Warner podía eliminar, por iniciativa propia, hasta 2.500 copias diarias. Pedía que se retirara ese límite. En un correo, Ortmann, el jefe técnico de la compañía, aseguraba: "Deberíamos darles lo que piden, podemos permitirnos cooperar, dado el nivel de crecimiento actual". Kim Dotcom, fundador del sitio web, le respondió que aumentaran hasta 5.000 eliminaciones al día, pero que no permitiría "las retiradas ilimitadas".
Babelia
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