La Vall de Boí cerrará dos de las iglesias si no recibe más recursos

Cumpleaños amargo para el románico de La Vall de Boí. Ayer se cumplía el undécimo aniversario de la declaración como Patrimonio de la Humanidad de las nueve iglesias románicas del valle de Boí, pero no hubo motivos para grandes celebraciones y la efeméride se ventiló con más sobriedad que en otras ocasiones: una misa, una exhibición de imágenes antiguas y un aperitivo popular en Lleida, y la inauguración de una exposición itinerante en el Palau Robert de Barcelona.

Los recortes de las subvenciones públicas han obligado al consorcio que gestiona el conjunto monumental a plantearse el cierre al público de las iglesias de la Nativitat de Durro y Sant Feliu de Barruera, dos de los nueve templos románicos; a reducir el horario de apertura al público de los otros -todos menos Sant Climent de Taüll abrirán media jornada y cerrarán los domingos por la tarde y lunes por la mañana-, y lo que es más grave, a prescindir temporalmente de siete de los 12 trabajadores del Centro del Románico. La aportación de la Generalitat pasó de 192.000 euros en 2009 a 135.000 este año, una cantidad que podría situarse por debajo de 90.000 euros tras aprobar los presupuestos de 2012.

El Centro del Románico despedirá hoy a siete de sus 12 trabajadores

El alcalde de La Vall de Boí, el independiente Joan Perelada, que advirtió hace un mes sobre la posibilidad de tener que adoptar medidas drásticas, admite que la situación es insostenible por los recortes aplicados por la Generalitat, que este año han sido del 42%. "Si después de fiestas la situación no ha cambiado, si no se encuentra una solución económica, tendremos que cerrar estos dos edificios que son los que menos visitas reciben, pero es posible que haya solución", aseguraba anoche Perelada en Barcelona, durante la inauguración de una exposición itinerante sobre el patrimonio cultural y natural de esta zona de Cataluña.

"Es lamentable haber llegado a esta situación, ya que nuestro compromiso con la Unesco es la apertura de los templos al público, pero no podíamos continuar igual sin saber con qué presupuesto podemos contar para el año que viene", señala Perelada, que explicó que de forma inmediata, con la intención de aumentar los recursos, se subirá el precio de la entrada de un euro y medio a dos euros.

El alcalde comunicará hoy la suspensión "transitoria" de siete contratos. Los empleados se han ofrecido a trabajar sin cobrar hasta enero para evitar la presentación del expediente de regulación de empleo temporal "a la espera de soluciones" y no tener que cerrar ninguna iglesia.

Desde que el románico de La Vall de Boí fue declarado en 2000 Patrimonio de la Humanidad, se ha convertido en el segundo atractivo turístico de la zona, después del parque nacional de Aigüestortes, y las iglesias reciben 130.000 visitas cada año.

Joan Pluma, director general de Patrimonio de la Generalitat, presente en la inauguración de Barcelona, aseguró que "son dificultades puntuales" y que en el plazo de dos o tres meses la situación se normalizará tras llevar a cabo un ajuste en el horario de apertura de los templos. "No puede ser que todos abran todos los días de la semana y a todas horas". Según Pluma, esta situación no hará peligrar en ningún caso el reconocimiento de la Unesco de hace 11 años.