Ruiz pide ahora más dinero al Estado para sostener la sanidad pública
El consejero de Salud admite que prolongará los recortes en 2012
La Generalitat prolongará los recortes que ha aplicado en sanidad pública el año próximo y el sistema sanitario catalán difícilmente será capaz de afrontar los nuevos retos si el Gobierno central no aporta más dinero. Es el panorama del sector sanitario que trazó ayer el consejero de Salud, Boi Ruiz, en su comparecencia en la comisión parlamentaria de salud, en la que defendió los esfuerzos del Gobierno catalán para "mantener" el nivel de calidad asistencial. "Para el año próximo no habrá nuevos recortes", ilustró Ruiz con ambigüedad y cierto tono de celebración.
Se refería así a que no habrá más ajustes, pero se consolidará el recorte presupuestario del 10%, de casi 1.000 millones respecto a 2010, también en las cuentas económicas para 2012. "Mantendremos los recursos actuales", precisó Ruiz después. Salud mantendrá así una situación que todos los sindicatos del sector consideran insostenible: el ajuste ha forzado a cerrar las urgencias nocturnas en unos 60 ambulatorios, provocado el despido de más de 5.000 empleados eventuales del sector sanitario y obligado a los ocho grandes hospitales de Cataluña a clausurar la mayoría de los servicios durante al menos cinco días, y por último, amenaza con dejar sin media paga extra de Navidad a los cerca de 60.000 empleados del Instituto Catalán de la Salud.
"Otro año así y las consecuencias serán mucho más graves", advirtió ayer un portavoz de UGT. "No recuperar los efectos de los recortes para 2012 es un mal augurio", coincidió el Sindicato de Médicos. La situación, señaló el consejero, solo se resolverá "si el Estado incrementa su aportación". Tras llevar meses criticando el déficit y la gestión de la sanidad pública realizada por el tripartito, Ruiz defiende ahora que la sanidad catalana padece "una subfinanciación histórica".
Pese a ello, Ruiz insistió en mostrar su satisfacción porque su gestión al frente de Salud ha permitido aplicar recortes "sin mermar la calidad". Lo hizo echando mano de datos y declaraciones que juegan al equívoco. "Las cifras muestran que el ajuste apenas ha tenido impacto", señaló sobre las cifras del primer semestre del año, de enero a junio. Las consecuencias del tijeretazo, sin embargo, se han disparado a partir de julio hasta finales de año, como el consejero sabe y omitió. Solo admitió que los hospitales públicos mantienen el 10% de las camas cerradas y lamentó que hayan aumentado "ligeramente" las listas de espera en el primer semestre del año. El incremento en este periodo de los pacientes que aguardan una intervención, del 23%, es el mayor registrado en la última década y ha devuelto las listas de espera a niveles de hace siete años.
Ruiz no admitió culpas en esta progresión, pero sí vio un logro generalizado. "Haber cumplido nuestros objetivos de calidad asistencial nos da autoridad moral para pedir al Estado más dinero", concluyó.
El Vall d'Hebron, contra "el caos" de las protestas
Las protestas de empleados del hospital Vall d'Hebron del pasado viernes, cuando decenas de pacientes no fueron atendidos por el cierre de las consultas del centro, han molestado a la junta clínica del hospital. Esta ha reclamado en una carta enviada al personal que se retiren los carteles contra los recortes porque "solo transmiten sensación de caos, lo que está muy lejos de la realidad".
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