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Reportaje:TENDENCIA

Espectáculo en la periferia

Anatxu Zabalbeascoa

En España todavía hay arquitectos dispuestos a hablar en voz alta. Solo que han trasladado sus escenarios y han buscado otro público. De ser la guinda en la reconversión de las ciudades, los edificios llamativos y extravagantes han pasado a otros territorios e intenciones. Para empezar, se han trasladado a la periferia. Buscan acercarse a los jóvenes, comunicar transformaciones o también, y a pesar de la crisis, servir como laboratorios para investigar. Con todo, la visibilidad es el sello común entre buena parte de esa nueva arquitectura. La sorpresa y la contundencia visual son una herencia del pasado que se resiste a morir y se esfuerza en buscar nuevas razones de ser.

Una combinación de jóvenes, extrarradio y poco presupuesto está detrás de muchas de las arquitecturas más llamativas levantadas en España en los últimos años. Es el caso de la Casa de la Juventud de Rivas Vaciamadrid que construeron Manuel Collado (Madrid, 1972) y Nacho Martín (Madrid, 1973) (Mi5 Arquitectos). "La mayor parte de los edificios públicos surgidos durante el boom han dado la espalda a las identidades de los barrios periféricos, que han sido víctimas de una anulación identitaria incluso en la etapa de mayor crecimiento en este país". Cuando Collado y Martín realizaron su proyecto, consideraron que en esa zona de Rivas la identidad provenía de fuentes habitualmente marginadas por la arquitectura académica como el hip-hop, el tunning o los grafitis, para ellos los grandes motores de los fenómenos que caracterizan el extrarradio. Fue esa energía de los ritos del mundo suburbano lo que les hizo entender la necesidad de incorporar un "icono representativo del paisaje arquitectónico de la periferia", aseguran. Algunos jóvenes colaboraron dando ideas para el diseño. Hoy el centro no pasa desapercibido y atrae a los chavales del barrio.

"Los edificios públicos surgidos durante el 'boom' han dado la espalda a las identidades de los barrios periféricos"
"Hasta ahora ha habido presupuestos públicos muy preocupados por poseer un 'foster' a cualquier precio"
"Se necesita osadía para alzar una arquitectura espectacular, realizada siempre con cuentagotas para no abrumar"

Desde hace seis años, Martín da clase de diseño de moda en el Instituto Europeo de Diseño. "La planteo desde un punto de vista tan experimental que no es necesaria formación por mi parte en la materia, más bien considero una ventaja no tenerla", explica. Cree que "hay que meterle mano a la moda. Está necesitada de nuevos discursos, más que la arquitectura". Tanto su socio Manuel Collado, desde los videojuegos, como él mismo, desde la moda, han tratado de ampliar los límites de la arquitectura aprendiendo de otras disciplinas. Su centro en Rivas resume esa idea. Ambos creen que los iconos de extrarradio son más sociales que arquitectónicos. "Sería algo más cercano a la película Yo soy la Juani [de Bigas Luna] que a la arquitectura". También piensan que los presupuestos públicos se han preocupado más por "poseer un foster a cualquier precio" que por indagar en la identidad de la periferia. Y cuentan que ven el territorio suburbano como un espacio por definir, capaz de contener muchos iconos arquitectónicos porque hasta ahora no tiene ninguno realmente propio. "El extrarradio demanda tatuarse, perforarse y manifestarse", retan.

Los nuevos usos, más que los nuevos escenarios, están detrás de los árboles urbanos que el estudio Elii ideó para producir industrialmente e instalar en cualquier lugar. La idea que hay detrás del llamativo invento de los arquitectos Uriel Fogué (Madrid, 1976), Eva Gil (Madrid, 1980) y Carlos Palacios (Madrid, 1976) es hacer visibles las funciones del árbol. El suyo es una planta artificial en la que uno puede producir energía para cargar su móvil pedaleando en la bicicleta. O colaborar con la comunidad dejando energía almacenada para que esta "riegue" el árbol, que al anochecer -y siempre que esté cargado- se transforma en farola. Además de invitar a mantenerse en forma mientras uno cuida un "árbol urbano", el invento vaporiza agua cuando llega el verano, ofreciendo refresco además de sombra.

También el cibercentro Macarena que Marta Pelegrín (Sevilla, 1973) y Fernando Pérez (Durazno, Uruguay, 1969) han levantado en la capital hispalense habla, a simple vista, de nuevos usos. Y de nuevos tiempos. Su fachada roja parece invitar a los usuarios más jóvenes. También a los más inquietos: los que no rechazan lo nuevo. Ambos proyectistas creen en una arquitectura "más de presencia que de permanencia", es decir, aclaran, más de uso y acción que de representación de las instituciones o de los propios arquitectos. Así, lejos de la tradicional visión que asocia arquitectura a pervivencia, aseguran que la arquitectura es para ellos "un fenómeno en tránsito", en el sentido en que muda y se modifica con el uso de los ciudadanos. "Nos interesa la capacidad de estímulo que tiene la arquitectura", aseguran.

Y estimular a los ciudadanos es también el objetivo del puñetazo visual que Eva Luque (Sevilla, 1972) y el ingeniero y arquitecto Alejandro Pascual (Almería, 1967) levantaron en Vélez Rubio (Almería). La idea allí no fue ni construir un nuevo icono ni comunicar nuevos usos. Se trataba de hacer nuevas interpretaciones. De hecho, las interpretaciones están detrás de buena parte de la nueva arquitectura del espectáculo que se levanta en España. Así, este llamativo centro de salud habla de progreso tecnológico para representar a la sanidad, pero en realidad interpreta el paisaje. En el volumen amorfo, los arquitectos aseguran ver los ecos de una cumbre montañosa. Consideran que el acero cortén de la fachada remite a la tierra del lugar, mientras el acero galvanizado refleja el cielo y el sol en una interpretación de nueva generación de lo que podría ser una "arquitectura paisaje". Con grandes huecos para la iluminación y la ventilación, el edificio es sorprendentemente luminoso por dentro. Y sin forma por fuera, funciona como una suma de partes envuelto en una "férula" que lo protege. Si la interpretación del paisaje es abstracta, la del tiempo es concreta: los arquitectos hablan del musgo y el verdín creciendo por entre el acero y arraigando el edificio en el lugar.

El estudio de Luque y Pascual tiene el peculiar nombre de LosdelDesierto, que apela a un paisaje árido y vacío que podrían compartir muchos de los arquitectos que todavía se empeñan en retar a la arquitectura y entienden que la expresión de una identidad forma parte de ese reto. Así, Manuel Bailo (Igualada, 1965) y Rosa Rull (Tarragona, 1964) también hablan del lugar para explicar el carismático "tumor" que hicieron brotar en la fachada trasera del ayuntamiento de Manresa para encajar y comunicar su ampliación. El programa era práctico: se trataba de dotar al edificio de una nueva escalera trasera y un ascensor. Los arquitectos aprovecharon para instalar miradores en los rellanos y cuajaron una abultada "fachada paisaje" que remite a la cercana montaña de Montserrat y a la topografía del lugar. "No queríamos que la fachada posterior se convirtiera en una trasera", aseguran.

El singular Enric Ruiz-Geli (Figueras, 1968) cuenta que en su estudio tiene más patentes que edificios. En tiempos de crisis presume de dirigir a "25 personas que viven de la invención". Su Villa Nurbs, en Empuriabrava, es espectacular. También es un proyecto atípico, una extravagancia. Lleva más de una década trabajando en ella. Y sus clientes todavía no se han cansado de esperar su casa unifamiliar. ¿Qué hizo a Emilio Gallego y Antolina León apostar por ese proyecto y aguantar la espera? "Tomamos un café y ellos dijeron: 'Cuidamos a la gente con nuestra comida'. Y yo dije: 'Nosotros cuidamos a la gente con el espacio", resume Ruiz Geli de aquella primera reunión.

En la segunda empezaron los experimentos. El arquitecto demostró cómo el hielo al deshelarse produce topografías. "Ellos no dudaron y dijeron: 'Nuestra casa está en el mapa de accidentes y elegimos este". Geli tiene claro que son el cliente perfecto: aúnan curiosidad y ambición. También resulta curioso que se conocieran por casualidad. La madre del arquitecto, que es comadrona, había atendido a la clienta en el parto de sus hijos. Hoy Emilio y Antolina aseguran que "Villa Nurbs es una herencia cultural para sus hijos", cuenta Ruiz Geli satisfecho. "¿Qué mejor piropo te pueden decir? Son muy generosos y cultos, constructores de futuro", apostilla. El futuro ha sido sinónimo de objetivo en este proyecto. Pero también de paciencia. Cuando se iniciaron las obras, hace ocho años, nadie pensó que la construcción se eternizaría como está sucediendo. Hoy el arquitecto trabaja ya en el interior y cuenta que cuando les presentó una cocina Bulthaup (una de las más sofisticadas del mercado) le dijeron: "Enric, hoy estás cansado, ¿no? Sigue pensando, ¿OK?". Y Ruiz Geli no deja de hacerlo. Mientras idea el escenario del próximo restaurante elBulli, sostiene que Gaudí se inspiraba en las formas mientras él lo hace en los procesos (como el deshielo que produjo la forma de la casa).

Conscientes de que en el debate arquitectónico la palabra espectáculo es hoy el auténtico demonio, Fuensanta Nieto (Madrid, 1957) y Enrique Sobejano (Madrid, 1957), dos veteranos expertos en la construcción de museos, han demostrado que con la experiencia y con la edad se puede ser cada vez más osado. Ellos lo han sido, a la hora de experimentar con formas poco cartesianas y con pieles más matéricas. Si en su reciente ampliación del Museo de San Telmo, en San Sebastián, convertían su edificio en parte del monte cubriéndolo con una tela metálica, el nuevo Museo Interactivo de la Historia de Lugo funde vegetación y acero cortén para construir un paisaje de círculos oxidados en medio de un prado verde. Nada es caprichoso. Los cilindros actúan como linternas iluminando el interior del museo. Perforan el edificio con patios circulares y, sin embargo, en el exterior levantan una sutil metáfora elegante de los torreones y las murallas presentes en la memoria de los lucenses.

No es sutil, sin embargo, lo que interesa a Nacho Martín: "Pertenecemos a una generación que ha crecido con las pelis de George Lucas, los videojuegos y la MTV. Nos gusta el espectáculo, disfrutamos en conciertos, festivales, con determinadas películas o con la moda. Están cargados de recursos fantásticos para la arquitectura". Pero la duda es: ¿cometerá el extrarradio los mismos errores que el centro urbano? Se necesita genio, además de osadía, para levantar una arquitectura espectacular que, además, solo puede levantarse con cuentagotas para no abrumar.

Igual que está probado que un edificio querido se arraiga y facilita su mantenimiento, Nacho Martín defiende como estimulante un griterío que alza un poco más el tono: "Con la crisis, la expresión fantástica (ciencia-ficción o cómics) ha sido el vehículo más certero para expresar una realidad inquietante. Desde el espectáculo se puede hablar sin pesos morales. No nos debemos retirar de este campo. El espectáculo está necesitado de una nueva sensibilidad".

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