El silencio de un paseo ruidoso
El proyecto Prado-Recoletos ha encallado en un callejón de difícil salida
Son unos 1.600 metros cuadrados, poco determinantes en términos cuantitativos, pero están ubicados en un enclave históricamente privilegiado de Madrid. El tramo Prado-Recoletos es una especie de vestíbulo que acoge algunos de los museos más relevantes del mundo. Pero a lo largo de los años ha sufrido un deterioro progresivo. La última tentativa para remodelarlo, a partir del proyecto que ganaron el equipo del premio Pritzker Álvaro Siza y Juan Miguel Hernández León, está paralizada. Y no se perciben señales que permitan pensar que la solución esté cerca, pese a ser una obra clave de la transformación de la capital emprendida por el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, que la incluyó en su programa electoral. Este eje culminaría un conjunto ya rehabilitado por los mismos arquitectos, la carrera de San Jerónimo, cuesta de Moyano y alrededores.
Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid (con competencias en esa zona en materia medioambiental y de patrimonio), ha aludido a un informe de impacto ambiental, primero, y luego ha respondido con el silencio administrativo para impedir su ejecución. Aguirre aboga por realizar un túnel (en sintonía con los ingenieros de caminos) que alivie el tráfico en esa área que soporta 100.000 coches diarios. Esa opción, que implicaría un coste mucho más elevado, ya se desestimó en 1999 con Álvarez del Manzano de alcalde y choca frontalmente con la defendida por Gallardón.
Hernández León y el presidente de los ingenieros, Edelmiro Rúa, explican ambas soluciones antagónicas en sendas entrevistas.
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