Los lectores escriben
Microrrelato ganador
Estaba tan endeudado el Ayuntamiento, que no podían contratar socorristas para la playa y solo autorizaban el baño cuando no había bañistas.
Marcelino Alceda. Correo electrónico
Filetes empanados, tortilla de patata, melón. Todo listo, como cada verano, dijo Fina a sus amigas. Y todas salieron del hormiguero dispuestas al gran festín.
Alicia Martín Vara. Correo electrónico
Veranos pasados y futuros confluyen en este umbrío presente ajeno a los calendarios. Placeres y pasatiempos extraños de este soñador extraño.
Cronopio36. Eskup
Leo observa cómo Pau mueve los labios a contraluz. Suda, pero no calla. Una gota resbala hasta las comisuras. Leo tiene sed y se aprovecha.
Antonio Alba. Correo electrónico
Su relación era imposible: ella quería saber cuánto la quería, él era incapaz de meter tanto amor en 140 caracteres.
@greenpeeptoes. Sara
-¡Reflexiona! No puede ser que no lo hagas... vas a jugarte el puesto, ¡estás loca! -dijo aterrorizada-. ¡Estoy harta! ¡Me voy de vacaciones!
Victoria Valdearcos. Correo electrónico
Me alejaba sonriente. Con el boleto en la mano. No volvería a pisar esa deprimente oficina. Desperté. 16.30 h. Media horita más, me dije.
Andreu García. Correo electrónico
Al volver a casa, como cada agosto, vio libros que antes no había: Don Ulyses de La Mancha, Madame Crusoe, Los hermanos Karenina y otros más.
Ramón Maruri Villanueva . Correo electrónico
Si solo dispusiera de tres minutos de luz al día, querría que esa luz fuese luz de verano por estrenar.
@mpsierra. Marta Pérez Sierra
Ella se baña. Él espera en el chiringuito. Pasa la lengua por la piel. Sabe a limón y sal: la devoraría. Un bocado, y se come media sardina.
Lola Sanabria. Correo electrónico
Al ponerse otras gafas vio una realidad diferente. Aunque no salió del pueblo, fue el verano más inolvidable de su vida.
Salvador Robles Miras. Correo electrónico
¿Por qué se besan papá y mamá?
Isabel Yuste. Burgos
Mientras el mar arrastraba los nombres que había escrito en la arena, sonrió tímidamente al moreno que se acercaba por la orilla.
Abel Loureda Fernández. Basardilla (Segovia)
No me mires, no me toques, no sonrías, no me abraces, no me beses, no me pienses, no me envuelvas, no me quieras... No te vayas.
@Espe_85. Esperanza G. Harriero
Un golpe seco, caigo al vacío. Un líquido me rodea, floto. Pierdo las formas; desaparezco. Ya no soy hielo; soy agua azucarada.
María Virtudes Morales Contreras. Madrid
Después de tanto tiempo deseándolo, por fin lo has hecho... y te ha gustado. ¿Te has prometido volver a repetirlo? Gracias por contármelo.
Mercedes Pardo. Antequera (Málaga)
El encuentro efímero de cuerpos adolescentes en la playa de Canet les dejó un desasosiego que duró justamente hasta encontrar el siguiente.
Paula2. Eskup
Blanco, pequeño y lleno de fragancia, el jazmín desaparece confundido en la cal de la azotea. Así quisiera hacer yo cuando amanece y no encuentro mi corazón.
Amelia Martínez. Madrid
Llueve, y cobijada bajo un árbol junto al río escucho de sus hojas y del agua historias secretas del invierno que guardo en la memoria.
Esperanza Arrondo. Correo electrónico
Afuera, donde el gris empapa las paredes: el color y un detonador para volarlas. Prefiere quedarse adentro por el frío.
@nicolasatxuri. Nicolás Atxuri
Otros niños están de vacaciones. Yo sigo en la guardería, como todo el año. Mis padres siguen trabajando. Mis placeres no cambian en verano.
Juana Salom. Correo electrónico
El Hipoflamingo del tiovivo se enamoró de la Yegua Bicéfala de delante. Ella nunca lo supo. Él anduvo tras ella, pero jamás pudo alcanzarla.
Eva Gutiérrez. Correo electrónico
Cinco de la tarde: ¡Pam, pam!, sonaron las detonaciones en el chiringuito. "¡Te dije al pilpil, cabrón, al pilpil! ¡Hace más de dos horas!".
Javier Esteban. Correo electrónico
Sonó el timbre. Un alumno hacía el oso, otro el mono, otro el loro. "Último día, están cansados". Buen verano, profe, dijo el empollón.
Juan Carlos Ferrer. Correo electrónico
Las mujeres son como las flores. Cubren su belleza en el invierno y explotan en colores en verano.
Trovo Trovador. Facebook
Merienda de la abuela. Fútbol y amigos. El primer beso. Romances de niñez. Las bicicletas, como los pueblos, son para el verano.
@periodistavk. Rubén Escudero
Y en este combate, que terminó a los puntos, pero que al final terminó, he perdido.
@benxa_otero. Benxamin Otero
Al final del verano no había ningún sentimiento que no se hubiera vivido, ninguna palabra por decir, no quedaban suspiros. Solo estabas tú.
Ángel Martínez. Eskup
"Tres pavos, diez balines, siete botes. De premio, un lindo peluche". Su primer beso pendiendo de la mirilla trucada de una vieja carabina.
Chema Mármol. Tenerife
Sentirse solo, asustado, con noventa años, en un cuarto piso sin ascensor. Y la familia, amigos y vecinos, en la playa.
Ramon Bayés. Correo electrónico
Sara cerró los ojos e imaginó cómo sería años después. Años después abre los ojos en la misma playa y siente que la vida es un suspiro.
Rocío Díaz. Albacete
Calor, sol, insectos: placer del verano entre cortos adormecimientos y siempre en campo abierto. El estío es perfecto para mí, soy un lagarto.
Dolores Rodrigo. Correo electrónico
Ella quiso ir hacia otro lado, separarnos del resto, tomar mi mano, detenernos, fundirse en mis labios... ella fue mi primer beso.
@mariomusan. Mario Ms
Escucho desiguales pasos y atisbo su carita down achinada. Simulo dormir, pero ansío que alcance a trepar a mi cama y fundirnos en un abrazo.
Marian Leache. Correo electrónico
Una lágrima se deslizó por mi cara cuando terminé el helado de turrón. El turrón no es para el verano, pensé.
@Bea_Cuartero. Beatriz Cuartero
Bebí y dormí tanto aquel verano, que ni siquiera recuerdo 140 caracteres.
Julio Zabaleta. Burgos
Placer de verano: mi madre asándose de calor, con pantalón largo para esconder un tatuaje en el tobillo con el nombre de un antiguo novio.
Marina Montero. Correo electrónico
Aquellos veranos eran el espacio inmenso que mediaba entre el día que salías del colegio y el que volvías. En medio, ¡la libertad!
Desasosegada. Eskup
A las tres y diez, el sol derretía el asfalto. Disfrutaba del único momento en el que al caminar por la ciudad se podían dejar huellas.
María González. Correo electrónico
Cumplidos todos sus deseos, la batería del robot enamorado se agotó dulcemente. Ella miraba al piloto apagado, junto a la orilla.
@aitorsat. Aitor Satrústegui
Conoció en el pueblo a una niña de 13 años, como él. Se juraron amor eterno y prometieron volver el verano siguiente. No supo de ella jamás.
Begoña Camarero. Correo electrónico
La hamaca colgaba entre dos robles del jardín. Juan sesteaba; en cada
vaivén se repetía la gran pregunta: ¿melón o sandía?, ¿sandía o melón?
Arturo Otegui. Correo electrónico
El verano era un placer. Pero Laura tenía un truco que lo multiplicaba por mil: una novela y la mejor sombra. De vez en cuando comía queso.
Elena Laseca. Correo electrónico
Extendió un mapamundi sobre la mesa y empezó a viajar por las rutas fabulosas que trazaban sus dedos.
@RosiqueRocamora. Margarita Rosique
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