Roma da luz verde a su ajuste el día que la deuda del país bate récords
Los cinco bancos presentados a las pruebas de resistencia pasan el examen
La Cámara de Diputados italiana aprobó ayer de forma definitiva el ajuste de las cuentas públicas que reducirá el déficit en 79.000 millones de euros para llegar al déficit cero en 2014. Mientras algunos cientos de personas protestaban en la puerta de Montecitorio, la oposición votó en contra, pero al no introducir ninguna enmienda permitió a la mayoría de Gobierno aprobar el texto en un tiempo récord, por 314 votos a favor y 280 en contra.
Silvio Berlusconi, que reapareció en público tras una semana de ausencia, declaró que ha estado callado todos estos días "por sentido de la responsabilidad", y añadió que, con el reajuste contable, "Italia es más fuerte, aunque las incógnitas siguen abiertas y hará falta superar los problemas que impiden crecer a nuestra economía".
El breve debate de las medidas reveló la profunda división política de Italia
La aprobación de la nueva ley financiera coincidió con una noticia esperada: los cinco bancos italianos que se han sometido a las pruebas de estrés conducidas por la Autoridad Bancaria Europea (EBA) pasaron sin problemas el examen, como había dado por hecho el gobernador del Banco de Italia y nuevo director del Banco Central Europeo, Mario Draghi, a mitad de esta semana.
Los bancos examinados son Unicredit, Intesa Sanpaolo, UBI Banca, Banco Popolare y Banca MPS, que representan al 62% de los activos totales del sistema bancario nacional. Según Bankytalia, "las pruebas han confirmado que la capitalización de los bancos italianos es adecuada, así como su capacidad de absorber el impacto de un posible deterioro de las actuales condiciones macroeconómicas y de mercado".
El coeficiente medio obtenido por las cinco entidades sobre un escenario ficticio de crisis marcado para finales de 2012 alcanzó el 7,3%, bastante por encima del 5% exigido por la EBA. "Incluso con un fuerte empeoramiento del riesgo soberano", dijo el Banco de Italia, "la solidez de los institutos italianos no se vería afectada".
La novedad negativa llegó con el último informe trimestral del Banco de Italia sobre la situación de las cuentas públicas. La deuda batió un nuevo récord negativo, y subió un 0,36% respecto a abril, para un total de 1,897 billones de euros. La Bolsa de Milán reaccionó con nervios y acabó perdiendo el 1%, el peor resultado de los mercados europeos.
El breve debate parlamentario que anticipó la aprobación parlamentaria del ajuste reveló, en todo caso, la profunda división política que sufre el país. El Partido Democrático anunció que presentará una propuesta legislativa para abolir el copago sanitario, que el Gobierno quiere introducir desde el lunes, y exigió de nuevo la inmediata dimisión de Silvio Berlusconi.
"Hemos permitido aprobar el ajuste para defender a Italia de la agresión de los mercados", dijo Pierluigi Bersani, líder del Partido Democrático, "para no añadir dos semanas de confusión a una situación caótica, sabiendo que la confusión acaba golpeando siempre a los más débiles. Pero nuestra responsabilidad hacia vosotros se acaba aquí. Hace falta aclarar la situación, y la única forma es ir a elecciones".
Berlusconi, con un apreciable chichón en la frente, trató de justificar su prolongada ausencia de casi diez días y, fiel a su estilo, contó que la noche anterior se había resbalado en el cuarto de baño, y que debía volver deprisa a Milán para someterse "a un examen médico y quizá a un TAC".
Además, afirmó: "No es verdad que haya estado fugitivo estos días. He estado estudiando todos los papeles y trabajando para sacar a los italianos de la crisis. No me iré del Gobierno hasta que baje los impuestos como siempre he prometido. Me gustaría mucho hacerlo, pero el momento es difícil y ahora no podemos".
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