Berlusconi desplaza a 2013 el grueso del ajuste fiscal pactado con Bruselas
La oposición cree que trata de jugar con ventaja ante un adelanto electoral
El Gobierno de Silvio Berlusconi aprobará hoy una modificación presupuestaria valorada en unos 47.000 millones de euros, a repartir en un plazo de cuatro años. Según las primeras informaciones, la cuantía del ajuste será de 1.800 millones en 2011, 5.500 millones en 2012 y 20.000 millones tanto en 2013 como en 2014.
La Comisión Europea había felicitado a Italia el pasado 7 de junio por su rigor con las cuentas públicas hasta 2012, pero le recomendó tomar medidas adicionales para el bienio 2013- 2014 por un valor de 40.000 millones. El objetivo es llegar en una situación de déficit cero en 2014, reducir la astronómica deuda del 120% del PIB y emprender el camino de un crecimiento que no llega.
Las medidas afectan a pensiones, sanidad, empleo público y educación
Sabiendo que la creciente división del centro-derecha puede obligarle a adelantar los comicios a la primavera de 2012, la respuesta de un Berlusconi que parece cada vez más subordinado a las presiones de su socio de la Liga Norte, Umberto Bossi, ha consistido en exigir al ministro de Economía, Giulio Tremonti, que aplace los recortes más duros hasta 2013.
El borrador del ajuste dado a conocer por el superministro afecta a las pensiones, la sanidad, el empleo público y la educación. Entre otras medidas, se aumenta de forma gradual la edad de jubilación de las mujeres desde los 60 años actuales hasta los 65, y se bloquea la revisión de las pensiones más altas; se reintroduce el copago sanitario (10 euros para las consultas de especialistas y 25 euros para las urgencias menos graves); se congelan hasta 2014 los nuevos contratos en la Administración y se reduce el profesorado de las escuelas públicas especializado en niños con problemas.
Otras filtraciones, no confirmadas de forma oficial, afirman además que Roma impondrá una tasa del 0,15% a las transacciones financieras de la Bolsa de Milán (salvo los títulos de Estado), aplicará un gravamen del 35% a las operaciones de "comercio especulativo" que realicen los bancos y gravará los vehículos 4 - 4.
Sobre los recortes en el gasto de la política exigidos por la Liga, el Ejecutivo no ha llegado aún a un acuerdo, aunque Tremonti aspira a acabar con los dobles sueldos de los ministros-parlamentarios, y a reducir los 86.000 coches oficiales y los 1.000 millones de euros que cuesta cada año la Cámara de Diputados.
El centro-izquierda, los democristianos, e incluso algunos representantes del propio Gobierno han mostrado su perplejidad ante los plazos del plan pactado el martes entre Bossi, Berlusconi y Tremonti, y los han calificado como "irresponsables".
Pierluigi Bersani, líder del Partido Democrático, ha dicho que Berlusconi intenta hacer recaer sobre el próximo Gobierno el grueso del recorte marcado en el Plan de Estabilidad. "Esto es una farsa dramática, una tomadura de pelo colosal que supone exponer al país a una pérdida de credibilidad absoluta", ha afirmado.
Según Massimo Giannini, reputado analista político y económico de La Repubblica, "el Gobierno ha sumado sus debilidades y ha acordado un recorte-trampa para intentar agotar la legislatura ilusionando a los ciudadanos, engañando a Europa y embrollando a los mercados".
El presidente de la República, Giorgio Napolitano, ha pedido unidad a las fuerzas políticas ante el plan fiscal, pero la oposición acusa al Gobierno de aprovechar ese llamamiento para incluir medidas destinadas a salvaguardar la inmunidad judicial de Berlusconi.
Tremonti ha logrado aplacar las ínfulas de Bossi y Berlusconi sobre la reforma fiscal que ambos tratan de impulsar para enviar una señal de vigor político a sus desencantadas bases electorales. Los últimos sondeos muestran que solo uno de cada cuatro italianos apoya a su primer ministro. Es la cifra más baja de su larga carrera política.
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