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Crítica:BIENAL DE LA DANZA DE VENECIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El efecto de grupo de Gat

Si en sus anteriores trabajos ya el coreógrafo israelí Emanuel Gat había sorprendido por su mesura, gusto matemático y una apuntada originalidad en los materiales de danza, ahora con Brilliant corners, estreno mundial en el Teatro del Arsenale -que cierra la edición 2011 de la Bienal de la Danza en una amplia coproducción que abarca festivales como Dance Umbrella (Londres), Montpellier Danse o DeSingel (Amberes) y La Casa de la Danza de Estocolmo-, lo aúpa y sitúa en la primera línea del debate europeo.

Detrás (o delante, según se mire) del espectáculo Brilliant corners está también Enparts (European Network for Performing Arts), formulación de ámbito comunitario donde quizá debamos ver ya las únicas bases reales de futuros empeños coreográficos de este tipo. Venecia recibió este riesgo con euforia contenida, en medio de un caldo tan energético como propicio: a pocos pasos de las naves de Arsenale y sus controvertidas exposiciones.

En 'Brilliant corners' explora la tiranía rítmica hasta facturar el proceso

Un total de 10 bailarines de altas prestaciones escogidos meticulosamente permiten a Emanuel Gat armar un cuadro sincopado y complejo, a veces irritantemente seco y dentro de una abstracción puntillosa, de arcos reflejos muy destacados y de rápidas respuestas vitales que sustancian la dinámica. La austeridad se presenta como un nuevo tipo de esplendor. Escenario desnudo, luces blancas escasas, nada de vestuario (los artistas aparecen con ropa de faena estándar) y una banda sonora más que discutible del propio autor.

Gat quiere jugar también en esa división tan a la moda de "hombre orquesta de la danza" (como lo hacen sin atreverse jamás con la música Jirí Kylián, Nacho Duato o William Forsythe), donde se abrogan de un plumazo ciertas convenciones tenidas como pilares del espectáculo de baile más allá del gusto modernizador. El propio Gat firma coreografía, luces y banda sonora. Elude usar la palabra "música", pues su trabajo con un ordenador y unos sintetizadores dista de poder calificarse así.

En parte, este proceso experimental progresivo, donde se pasa del armónico convencional a fragmentos de violonchelo o piano tras, sin solución de continuidad, una materia boscosa de efectos electrónicos poco elaborados, crea una cierta confusión atmosférica que acaso se clarifica solo en parte por su pericia para mover el grupo, indistinto en esa indagación espacial, controlada y abstracta.

En cualquier caso, Brilliant corners es una ruptura reveladora de las inquietudes personales y estéticas de este artista. Si en sus obras anteriores había una subrogación expresa al grado cíclico de las frases, en este caso Gat explora la tiranía rítmica, la superpone a capas hasta facturar el proceso, dejarlo al descubierto. Simultaneidad, espejado, difuminado: efectos de grupo que se entresacan de la confrontación en un sinfín de alientos enigmáticos.

Imagen de la coreografía de Emanuel Gat <i>Brilliant corners.</i>
Imagen de la coreografía de Emanuel Gat Brilliant corners.EMANUEL GAT
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