Las rimas dolidas de una estrella
Lykke Li, nueva sensación del pop, encabeza el cartel del Día de la Música
La cantante y compositora Lykke Li es poco amiga de las entrevistas. "Jamás leo lo que publican sobre mí. No me veo a través de mi imagen pública y no quiero dejar que me afecte", afirma por teléfono desde Los Ángeles. Esto, unido a su reconocida timidez y fuerte temperamento, provoca que aguarde agazapada cada pregunta como si esta fuese un ataque. Pero los artistas no son juzgados por su simpatía, y Li prefiere expresarse a través de su música. La misma que le ha convertido en una de las estrellas de pop más singulares del nuevo milenio. "Me incomoda ser el centro de atención. No hago música para ser popular", explica.
Nacida hace 25 años en Ystad, en el sur de Suecia, la infancia y juventud de Li estuvieron marcadas por las constantes mudanzas de sus padres. Él, músico. Ella, fotógrafa. Vivió en Marruecos, en Portugal y en India. Habla sueco, inglés, algo de portugués y "un poco de castellano". Cuando al fin se estableció en Estocolmo, se sintió desarraigada. Quizás por ello declare sentirse "muy madura" para su edad y aparente una turbia relación con su país. Se agita cuando se le pregunta por su fértil patrimonio musical. "No tengo relación con ningún artista sueco aparte de Björn -su productor y miembro del trío Peter, Björn and John- y no me siento parte de ninguna escena", aclara.
Su recién publicado segundo álbum, Wounded rhymes -en su traducción al castellano, Rimas dolidas- fue compuesto íntegramente en California. "Después de una gira agotadora lo último que quería era pasarme un invierno de frío y oscuridad. Quería dejar descansar mi alma con el sol, el océano y las montañas a mi alrededor", explica. Sin embargo, como anticipa su título, la experiencia no fue balsámica, aunque sí productiva. "Estaba pasando una etapa personal difícil. Si amas a alguien y esa persona te deja, es una bendición poder sentir algo tan profundo como la tristeza. Y sacar algo bueno de ello". Pero esa pesadumbre podría no ser la única responsable del rumbo hacia las tinieblas que ha tomado su música. "Pasé bastante tiempo en los desiertos de California y es posible que me hayan influido".
En su única visita planeada a España, Lykke Li actuará hoy en Madrid en el Festival Día de la Música Heineken. Un espectáculo que ella define como "una fantasía oscura en la que todas las emociones estarán presentes". Una invocación de pasiones de la que solo aquellos con un recio escudo emocional podrán salir indemnes.
Babelia
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