"Ser modelo es un oficio raro de narices: tú eres el producto"
¿Por qué se hizo fotógrafa?
Lo cierto es que fue mi primera pasión, que luego combiné con el trabajo de modelo.
¿Añora ver su rostro en una publicidad tamaño edificio?
No. Pero era algo surrealista que me daba mucha risa. El de modelo es un oficio raro de narices: tú eres el producto.
¿Sirve para algo prestar su imagen a una buena causa o solo beneficia a su propia imagen?
Mire, ojalá pudiéramos meter en un cubo todas las revistas de cotilleos y quemarlas. No sirven para nada. Pero si para algo vale la atención que reciben los personajes públicos es para poner el foco en las injusticias y generar conciencia. Sirva o no de mucho. A los pesimistas que tanto critican, que levanten el culo y hagan algo.
¿Mantiene amistad con otras supermodelos de los noventa?
Aunque nos veamos menos, el nexo es fuerte. Fuimos un minúsculo grupo de chicas que vivimos algo loco, intenso y único. Recuerdo la época con cariño, aunque a veces sintiera cierta soledad. Era como embarcarte en una gira mundial a solas.
¿Por qué no perdió la cabeza?
Soy danesa, gente sosegada.
¿Por eso no se metió, como sus compañeras Claudia o Naomi, en un negocio ruinoso como Fashion Café?
Nunca diría sí a algo que no tuviera nada que ver con mi vida. No me interesa. No soy tan ambiciosa. Me bastan los pequeños éxitos de la vida cotidiana.
¿Cómo transcurre la supercotidianidad de una supermodelo?
Cuando no trabajo, leo, cocino, boxeo, corro, voy a buscar a mi hijo al colegio, limpio la casa... Me encanta limpiar.
¿Todavía sigue pendiente de la moda?
¡Nunca lo hice! Ni las pasarelas, ni las tendencias.
¿Alguien la cree cuando dice que come "como un cerdo"?
¡Comer es de lo más bonito de la vida! Tengo buen apetito.
¿No será usted la modelo más sencilla del planeta?
Ja, ja, ja. Christy Turlington, Claudia Schiffer... tienen los pies en el suelo. Es increíble que se sigan manejando esos viejos clichés. Me aburren soberanamente. ¡Las modelos no son dibujos animados!
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