Varias manifestaciones en una sola marcha
La manifestación en contra de los recortes que recorrió ayer el centro de Barcelona tuvo varios novios. El punto de encuentro de los organizadores principales, los sindicatos CC OO y UGT, secundados por unas 200 entidades de vecinos, sanitarias, educativas, culturales y ONG, se fijó en la Via Laietana. Pero hasta llegar al lugar marcado, los manifestantes se encontraban un reguero de pancartas, con sus políticos detrás. Era el caso de la liderada por ICV-EUiA y o la de ERC.
Eso creó cierta confusión y obligó a los organizadores de cada una de las subcabeceras a ordenar a su gente, llamarles e indicarles dónde estaban, de manera que las banderas con las mismas siglas ondeasen juntas.
Pero además ayer hubo una segunda convocatoria a la misma hora, con el mismo recorrido y el mismo objetivo que la principal: protestar por las políticas de restricción del Gobierno de Artur Mas. Los sindicatos de CGT, CNT-AIT y COS citaron a los manifestantes en la plaza de Urquinaona, bajo el lema Paremos los recortes sociales, a los servicios públicos y a las pensiones. En la práctica, quedaban en medio: entre la cabecera de la marcha y la pancarta de ICV-EUiA.
Eso generó más confusión aún. Incluso hubo un conato de enfrentamiento entre los representantes de estos sindicatos y los de la UGT porque los primeros intentaron que una furgoneta con sus emblemas caminase por delante de la cabecera de la manifestación, según Efe.
También suspuso que en un momento determinado de la marcha unos cuantos se desviasen por la calle de la Princesa y que un grupo de jóvenes alternativos, subidos a un edificio de la Via Laietana, desplegasen una sábana gigante donde se podía leer: "La banca, la patronal, los políticos y CC OO y UGT, a la mierda".
Pero ni la sangre llegó al río ni la proliferación de convocantes arruinó la cita. Todo lo contrario. Las diversas submanifestaciones dentro de la gran manifestación ayudaron a crear la sensación de que una riada de personas inundaba la Via Laietana. Los simpatizantes de uno u otro movimiento se recogían en torno a su pancarta, haciendo piña. Pero guardaban una distancia prudencial con la siguiente cabecera. Ese espacio intermedio lo ocupaban personas sin ninguna adscripción aparente, que habían acudido a la protesta.
Eso supuso que la manifestación de ayer fuese una marea de ciudadanos poco homogénea, con distintos grados de aglomeración, salpicada por grandes blancos donde apenas se veían manifestantes. Algún grupo de batucada se aprovechó también de la situación para tomar el escenario y animar a la gente.
También sirvió para ralentizar el ritmo de la marcha. A las doce del mediodía, cuando la cabecera llegó al final del recorrido, un miembro de la organización se subió al podio y alentó a los allí reunidos. "¡Somos más de 200.000!", les dijo. Media hora después, volvió a la carga: "¡La Via Laietana sigue llena!". Ambas proclamas fueron recibidas con aplausos y silbidos de aprobación.
Los últimos en llegar vieron la entrada del parque de la Ciutadella (el final del trayecto) pasadas la una de la tarde: una hora después que los primeros.
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