Color y profundidad

José Manuel Moure es un hombre enamorado de su tierra. Nacido y criado en una familia de viticultores, ha tenido como paisaje los viñedos de los valles del Miño y Sil, salpicados de restos románicos.

Permanentemente insatisfecho, quiso demostrar que la "Ribeira Sacra" era la zona por excelencia de los tintos gallegos de calidad. Puesto a la tarea, creó una moderna bodega, amparada por la Abadía da Cova, que da nombre a sus vinos. Fue el primero en elaborar en Galicia un tinto con crianza en roble. Desde entonces no ha hecho sino acaparar premios y cosechar elogios, demostrando que la aventura merecía la pena. En guerra declarada contra híbridos y variedades foráneas como la "Jerez" y "Alicante", ha plantado viñedo autóctono, en las suaves laderas de terrenos arenosos, orientadas al mediodía.

Su última pirueta enológica es este vino de autor, homenaje al fundador de la bodega. Un tinto peculiar desde su origen: cepas fundacionales, con más de 50 años de terruños escogidos, hasta la elaboración. Parte de uvas seleccionadas que fermenta en tinos de roble. Allí permanecen un tiempo antes de pasar a barricas de roble francés de 400 litros, donde realiza la fermentación maloláctica, con posterior crianza sobre lías finas tres meses. Ya el color refleja la profundidad de este vino, que te regala un abanico de aromas frutales, flores secas, balsámicos y mineralidad. Luego, la fresca y elegante intensidad del fruto se funde con los taninos maduros en extraordinaria persistencia.