El manual del interrogador
Las autoridades de EE UU alertan a su personal sobre las tapaderas más usadas por los miembros de Al Qaeda
Las autoridades de EE UU alertan a su personal sobre las tapaderas más usadas por los miembros de Al Qaeda
Cualquiera que interrogue a alguno de los detenidos en el penal de Guantánamo debería saber la diferencia entre "la gran yihad" y "la pequeña yihad". La primera es un proceso íntimo que viene a ser el esfuerzo por ser un buen musulmán. La segunda, que incluiría "luchar para proteger a otros musulmanes", "se ha popularizado recientemente como la guerra santa", explica uno de los manuales para interrogadores de la prisión estadounidense en la isla de Cuba a los que han tenido acceso este diario y otros medios internacionales.
El Departamento de Defensa de EE UU elaboró esa y otras guías para que los interrogadores y los analistas pudieran contextualizar, y comprender, la información que recibían de los presos. El objetivo era doble: conocer sus actividades previas a ser encarcelados y también "la intención del detenido de suponer una amenaza terrorista [en el futuro para Estados Unidos o sus aliados] si tuviera la oportunidad [de hacerlo]".
Uno de los manuales, que ocupa apenas cuatro folios y entre sus varias fuentes cita la enciclopedia Wikipedia, empieza con una "breve historia del conflicto de Afganistán" resumida en 10 líneas: desde la invasión soviética de 1979 hasta que los talibanes tomaron el control del país, en 1996.
Otro de los manuales —titulado Matrices de indicadores de amenaza para combatientes enemigos— detalla un largo listado de hechos que deben ser tenidos en cuenta al evaluar si el arrestado en cuestión es miembro o colaborador de la red Al Qaeda. El abanico es amplísimo. Incluye llevar un reloj Casio de un modelo determinado, un teléfono satélite o dinero en billetes de 100 dólares. Y una nota a pie de página explica a interrogadores y analistas: "Es poco probable que un detenido sin trabajo y que lleve cierto tiempo en Afganistán tenga un billete de 100 dólares. Y es conocido que los líderes de Al Qaeda han repartido billetes de 100 dólares para ayudar a los luchadores cuando escaparon de Afganistán".
Otros indicadores son haber asistido a la boda de un hijo de Osama Bin Laden, haber "viajado a Pakistán o Afganistán utilizando las rutas generalmente utilizadas por la red terrorista Al Qaeda", rutas que detalla el documento o haber frecuentado ciertas mezquitas incluidas una de Quebec, otra de Lyon y otra de Milán además de templos islámicos en Karachi o Saná.
Los documentos también detallan respuestas de los arrestados que deben hacer saltar las alarmas al interrogador porque son, según EE UU, tapaderas habitualmente utilizadas por miembros de Al Qaeda. Recomienda no fiarse cuando alguien con educación básica asegure que iba a Afganistán a estudiar o enseñar el islam. O señala que "viajar a Afganistán por cualquier motivo tras los ataques terroristas del 11-S es seguramente una invención total siendo la intención real apoyar a Osama Bin Laden mediante hostilidades directas contra las fuerzas de EE UU".
El Departamento de Estado alerta a los interrogadores sobre tácticas que pueden usar los detenidos: "hablar lentamente", cosa que "aburre y frustra al interrogador", "pedirle que repita la pregunta" o enredar al funcionario en una discusión irrelevante, a menudo sobre cuestiones religiosas.
Las guías incluyen pautas para que los interrogadores de Guantánamo evalúen y clasifiquen a los prisioneros: pueden recomendar que sigan encarcelados, que sean transferidos o que sean excarcelados en función del riesgo que suponen en opinión de las autoridades estadounidenses y cuán valiosa sea la información que facilitan. Uno de los motivos para ser etiquetado como de riesgo alto es "si [el preso] ha recibido entrenamiento terrorista avanzado o posee destrezas únicas y la intención de apoyar futuras acciones terroristas".
El riesgo, en cambio, es de nivel medio "si posee algunas destrezas especiales, educación u otras aptitudes para dirigir o apoyar el terrorismo y es candidato a estar implicado en terrorismo en el futuro". Se considera que el riesgo es bajo, entre otras razones, "si ha tenido poca o ninguna relación con terroristas, grupos terroristas o redes de apoyo a terroristas". Advierte el documento de que los indicadores "no son pruebas de la culpabilidad o inocencia del detenido" sino meros indicadores de la amenaza que supondrían de ser liberados.
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