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Ola de cambio en el mundo árabe

"Si me devuelven a Túnez, me mato"

Empieza la evacuación de miles de norteafricanos de la isla de Lampedusa

El Gobierno italiano empezó ayer a vaciar Lampedusa de los miles de inmigrantes tunecinos que se hacinan desde hace semanas en el pequeño islote del sur de Sicilia. El plan era evacuar a 3.850 personas hacia el campamento levantado por Interior en Taranto, en el tacón de la bota italiana, pero el fuerte viento y el mal estado del mar evitaron completar la operación. Unos 2.300 norteafricanos fueron trasladados finalmente, mientras en la isla quedaban todavía 3.731, de los cuales unos 350 son menores, según informó la ONG Save the Children.

Muchos de los tunecinos que se quedaron en Lampedusa están asustados e indignados. Algunos llevan semanas durmiendo al raso, en campamentos improvisados cerca del puerto, un basurero pestilente, y en la llamada Colina de la vergüenza, un montículo pedregoso donde las heces humanas se acumulan junto a las precarias tiendas hechas con trozos de plástico.

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"La política del Gobierno italiano ha consistido en tratarnos como a perros, no es muy distinta de la tunecina", explica en francés Nizer, de 25 años, albañil, que llegó desde el puerto de Zarzis en un pesquero el 25 de marzo. "No tenemos ducha, dormimos en la calle, no tenemos ropa", explica. "Estamos en la mierda. Solo nos han dado unas zapatillas. La comida es horrible y le deben poner tranquilizantes, porque estamos todo el día medio dormidos".

Los que no han sido elegidos para salir en los transbordadores amenazaron ayer con ponerse en huelga de hambre y sed. Finalmente, las promesas de que se irán de Lampedusa en 48 horas les calmó. Su miedo ahora es que Italia les mande de vuelta a Túnez, como prometió Silvio Berlusconi durante su visita del lunes. "Nuestro país es una catástrofe, no hay nada que hacer allí", explica Jahmed, de 26 años, piel negra y ojos de pánico. "Si no me dejan quedarme en Italia, yo me suicido".

Berlusconi insistió ayer en que su Gobierno tiene "la sospecha" de que entre el aluvión de emigrantes hay "unos 5.000 evadidos de las prisiones del país durante la revuelta". Y añadió que Italia no puede aceptarlos. Según se supo anoche, el primer ministro visitará a su homólogo tunecino, Beiji Caid Essebsi, el lunes próximo para intentar asegurar que no haya nuevos desembarcos.

El consejero delegado de la Cooperativa Lampedusa Accoglienza, Cono Galipò, que coordina la ayuda a los emigrantes, aseguró, en todo caso, que si se mantiene el ritmo de salida, la isla estará libre de inmigrantes el viernes.

La noticia alivió a los habitantes de Lampedusa, que han vivido casi dos meses con un nudo en la garganta. Giacomo y Margherita acudieron al muelle a ver zarpar uno de los barcos: "Hemos venido a comprobar que se están yendo. Llevamos dos meses sin respiración. Nos hemos sentido muy mal, abandonados", contaba Giacomo, un veterano pescador. "En el puerto el espectáculo es terrible y van a tener que desinfectar".

Margherita, ama de casa, cuenta que lo ha pasado "muy mal", aunque tenía claro que los inmigrantes no son peligrosos. "Vienen aquí porque es lo más cercano. Pero no quieren quedarse, lógicamente. Quieren ir a Suiza o Francia. El problema es que Maroni [Roberto, ministro de Interior] es de la Liga Norte y el único plan que tenía era dejar a estos chicos aquí en tiendas de campaña", añade la mujer, mientras su marido resume así la impresión de muchos habitantes de la isla: "La Liga solo quiere que el sur pague todos los problemas".

Los jóvenes lampedusianos también están aliviados. Vanesa, camarera de 24 años, describe así lo que han vivido: "Ha sido dramático. Yo me he pasado los días llorando de la mañana a la noche. Querían dejarlos aquí para que no puedan moverse, porque saben que en Italia se escaparán y aquí no pueden".

Enzo, fontanero de 30 años, piensa que la política de inmigración italiana "ha funcionado bien el último año y medio porque hicieron acuerdos con Túnez, y Libia. Y ahora que Gadafi y Ben Ali no están, Italia no sabe qué hacer. Todos sabían que iban a empezar a llegar inmigrantes por las revueltas pero nadie ha hecho nada. ¿Por qué les han dejado aquí dos meses? Porque esperaban ayuda de la Unión Europea y porque la Liga no puede admitir que su política es un fracaso total".

Un grupo de inmigrantes embarca en un transbordador en el puerto de Lampedusa.
Un grupo de inmigrantes embarca en un transbordador en el puerto de Lampedusa.TONY GENTILE (REUTERS)

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