_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Egipto marca la senda

El más influyente país árabe se aleja aceleradamente de la dictadura de Mubarak

Quienes creyeron que las triunfantes rebeliones populares de Túnez y Egipto anunciaban un rápido y generalizado camino hacia la dignidad en los países árabes, o que harían caer sin sangre la plétora de regímenes tiránicos de la región, tienen en Libia, progresivamente sumida en la guerra civil, el ejemplo más lacerante del parto de la libertad. Ni la eventual caída de Gadafi ni las consumadas de Hosni Mubarak o Ben Ali constituyen en sí mismas vías expeditas a la democracia o el bienestar, en países donde el despotismo absoluto ha cristalizado durante décadas.

En el mejor de los casos, poner los cimientos de la democracia y el imperio de la ley en sociedades oprimidas feudalmente por generaciones será una tarea tan ardua como dilatada, con inevitables pasos atrás. Lo dicho sirve obviamente para Egipto, referente árabe por antonomasia, donde la revuelta ciudadana tutelada por los militares marca aceleradamente jalones alentadores. Y para Túnez, cuya crisis, sin embargo, no ha sido allanada por la dimisión, forzada por las protestas, del jefe del Gobierno, Ganuchi -criatura del presidente huido-, y de otra media docena de ministros, incluidos opositores. Beji Caid, su sustituto, un avanzado octogenario que ha legalizado al principal partido islamista y debe conducir al más desarrollado país norteafricano a elecciones presidenciales y legislativas, no satisface las ansias democráticas de muchos tunecinos, que exigen la disolución del Parlamento de la dictadura y la redacción inmediata de otra Constitución.

Más información
El siglo XXI ya tiene su revolución
Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

En Egipto, los generales sintonizan de momento con la calle y los partidos opositores, pese a la inevitable desconfianza que suscita entre los perseguidos el amparo de quienes hace semanas daban el visto bueno a la represión. Los militares egipcios, al hilo del sentimiento popular, han destituido al primer ministro Ahmed Sahafiq, designado por Mubarak, y nombrado a Essam Sharaf, mejor visto y que se presentó el viernes en el templo civil cairota de Tahrir para reclamar del pueblo su legitimidad. Permiten también el procesamiento del odiado exministro del Interior y de otros altos funcionarios corruptos, e incluso que la fiscalía ponga sus ojos en el propio presidente derrocado y su familia.

Los pasos que se dan en El Cairo eran tan impensables hace unos meses como lo son hoy para la partida de rufianes árabes que todavía aspira al poder vitalicio. Los egipcios están llamados en dos semanas a pronunciarse en referéndum sobre una reforma constitucional que impedirá a sus presidentes ejercer más de dos mandatos de cuatro años. Seguirán elecciones parlamentarias y presidenciales, en un proceso que debe concluir en agosto. Un calendario político demasiado apresurado para un país sojuzgado, donde los partidos han estado silenciados en la práctica más de 30 años. Si Egipto está llamado a ser espejo para millones de árabes, la democracia que nazca debe hacerlo con una legitimidad inobjetable.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_