"¿Qué pasará cuando no paguemos la luz?"
Enseñanza reduce un 33% el presupuesto al instituto Isaac Albéniz de Badalona - El centro ahorrará en ADSL, fluorescentes, papel y calefacción
Un alumno deja caer con disgusto el examen encima de la mesa. Ha sacado un 6,5 en Química. No parece muy feliz con el resultado. El suspiro ha sido generalizado en el laboratorio del instituto Isaac Albéniz de Badalona (Barcelonès). Los chavales hoy toman clase entre los grifos de la sala de experimentos, donde la profesora se refiere a "constantes de equilibrio", "la k sub p", y demás enigmas. Están en el laboratorio porque en su aula se ha estropeado la calefacción.
Y habrá que ver cuánto tiempo sigue sin funcionar. El centro recibió una carta el martes en la que la Generalitat les comunica un recorte del 33% de su presupuesto para este año. El instituto, con 500 alumnos de entre 12 y 18 años y 50 profesores, se las tendrá que apañar con 50.695 euros anuales, frente a los 76.000 aproximados que manejaban en 2010.
La biblioteca ha cancelado las suscripciones a revistas pedagógicas
Su directora, Elisabet Colomé, de 49 años, y el secretario, Joan Homs, de 47, se han puesto con los números. Ya el viernes, por teléfono, Colomé supo del recorte. "Llevamos cuatro días casi sin dormir viendo cómo lo hacemos", explica. Pagar la electricidad, el gasóleo, el agua, el servicio postal, la mensajería para cuestiones urgentes, los sms a las familias por las ausencias y faltas de sus hijos, las reparaciones y mantenimiento (calderas, ventanas, fluorescentes...), el material ordinario (papel, cosas de oficina, pizarras...), la limpieza (lavado anual de cristales, mopas...) y otros gastos de funcionamiento sale por 60.464 euros. Eso les condena a estar en números rojos. Por no hablar de la imposibilidad de invertir en ordenadores o libros.
"¿Y cuando no podamos pagar la luz? ¿Qué pasará? Supongo que la compañía nos la cortará", reflexiona, apurada, la directora. El año pasado, por esos mismos gastos, el instituto pagó 70.984 euros. "Hemos hecho un presupuesto con lo mínimo imprescindible", cuenta Homs, que asegura que están al límite.
Para apretarse el cinturón hasta el último agujero han previsto lo siguiente: suprimir un ADSL extra (que costaba 60 euros al mes), dejar de encender los focos que alumbran el exterior del centro por la noche, apagar las luces de los laterales de las escaleras y de la salida de emergencias, temporizar la iluminación en los baños, recortar en fluorescentes, eliminar el riego en invierno y en primavera de sus 4.000 metros cuadrados de patio, instalar mecanismos que contengan la descarga de agua al tirar de la cisterna, dar de baja las "cuatro o cinco" suscripciones a revistas pedagógicas que tienen en la biblioteca, negociar a la baja los contratos de mantenimiento, pedir a los profesores que den el mínimo material posible en papel, quitar la cabina telefónica, renunciar a seguir modernizando la calefacción, con 40 años de antigüedad, que obliga a vaciar las tuberías de todo el edificio cuando hay que cambiar un radiador, etcétera.
Colomé está "muy preocupada" porque teme una huida hacia la escuela concertada. Matemática de formación, hace 25 años que se dedica a la docencia, y se siente orgullosa de su instituto, de origen republicano (1933). Ella ya estudió en el Isaac Albéniz, donde lleva 12 años como directora de manera intermitente.
"Estamos todos en el mismo barco y entendemos que son momentos difíciles, pero supone una tercera parte de nuestro presupuesto...", lamenta. Colomé y Homs albergan la esperanza de que Educación se lo repiense. Mientras, barajan ya algunas posibilidades, como alquilar las instalaciones. "Esto es un centro público, no es una empresa. No venimos a la oficina, estamos formando alumnos", apuntan. Por lo pronto, la directora ya ha pedido al secretario que cancele la domiciliación bancaria de los suministros: "No quiero pagar los intereses del descubierto".
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