Algo se mueve al fin en Palomares
La visita de una delegación de EE UU a Almería supone un avance aunque no resolverá la limpieza del plutonio
La limpieza del plutonio de Palomares se mueve. De forma lenta, al ritmo diplomático, pero se mueve. Ayer dio otro paso con la llegada a Almería de una delegación técnica de EE UU -al menos ha habido cuatro visitas anteriores en los últimos 10 años- para revisar el plan de limpieza. Y, sobre todo, con las palabras de la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, en el Senado, de que España "ha solicitado" a EE UU "el traslado de los residuos fuera de España, ya que no hay en nuestro país una instalación que pueda almacenarlo". "Este sería el planteamiento sobre el que ambos países estamos trabajando", añadió la ministra. La petición en público, que Washington sigue sin responder, supone elevar otro punto la reivindicación.
Exteriores dice que los dos países trabajan en el plan de limpiar la zona
El alcalde pide a Washington una compensación por el estigma
La limpieza es la única opción que contempla el Ejecutivo, como recalcó Jiménez: "El Gobierno está decidido a proceder a la limpieza definitiva para que el terreno quede sin limitación de uso". España no acepta dejar el plutonio allí vallado, como, según cuentan fuentes españolas, han sugerido en algún momento los representantes estadounidenses.
¿Responderá a la petición la comisión técnica, compuesta por 12 miembros de distintas agencias estadounidenses, incluyendo al Departamento de Defensa? Difícilmente. Los negociadores españoles -otros 12 de distintos ministerios- han recibido información de que la delegación es muy técnica y que viene a inspeccionar el terreno, no a responder si se llevarán o no el plutonio, el tema clave en la negociación. No hay previsto más que un breve contacto con la prensa en Mojácar, a 12 kilómetros de Palomares.
Aunque no cierre la negociación, la visita muestra que los contactos discretos han pasado a otro plano. El encuentro fue anunciado por La Moncloa de acuerdo con EE UU, al contrario que las anteriores.
Un ejemplo del cambio es que el alcalde de Cuevas del Almanzora (municipio al que pertenece Palomares), Jesús Caicedo, del PP, fue recibido el pasado 28 de enero por el embajador de EE UU en Madrid, Alan Solomont. La visita fue más simbólica que práctica. Como explicó Caicedo, el embajador no pudo comprometerse más que a enviar una comisión. El alcalde, que también es senador, contó ayer en la Cámara alta que un rato antes había hablado por teléfono con Solomont: "Me ha dicho que envían a sus mejores expertos".
Caicedo afirma que "el momento de los estudios ha pasado" y que después de años de informes es el momento de abordar la limpieza, a lo que Jiménez le replicó que después de 45 años es el Gobierno del PSOE quien ha afrontado la situación.
El alcalde reclama que lo prioritario es la limpieza, pero que posteriormente el pueblo merece "una compensación". Su intención es crear allí un museo de la bomba, bautizado como Parque de las Civilizaciones Mediterráneas y sus Tecnologías, que muestre la evolución del Mediterráneo con la tecnología -concluyendo en la nuclear-. El investigador Eudald Carbonell presentó ayer el proyecto, que intenta compensar el malestar de los habitantes de Palomares.
En 2003, España comenzó a desempolvar "el cajón de Palomares", como describe Caicedo el olvido en el que la Administración había dejado el problema. El 17 de enero de 1966 dos aviones de la fuerza aérea de EE UU chocaron sobre la pedanía de Almería, dejaron cuatro bombas atómicas de las que dos liberaron carga. Pero durante décadas el empeño fue negar el problema.
En 2003, la Ley de Acompañamiento incluyó la expropiación de los terrenos afectados. En 2004 cambió el Gobierno y Caicedo se temió que los socialistas cambiaran de criterio. "Fui a ver a Juan Antonio Rubio [acababa de ser nombrado director del Ciemat, el organismo que vigila Palomares] y le dije que si se iban a olvidar del tema. 'Nada de eso. Yo soy científico y esto lo vamos a solucionar", recordó Caicedo.
En 2004 comenzó la tarea. Se expropió el terreno y se valló (hasta entonces se paseaba sin restricciones por la zona). De ahí surgió el estudio tridimensional de la contaminación, que detectó que queda aproximadamente medio kilo de plutonio que contamina unos 50.000 metros cúbicos de tierra, que estuvo concluido el 20 de febrero de 2009.
A partir de entonces, la negociación salta al plano más político. El 14 de diciembre de ese año, el entonces ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, le plantea en Washington el problema a la secretaria de Estado, Hillary Clinton. Lo mismo hace meses después en Madrid el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con el vicepresidente de EE UU, Joe Biden.
El 7 de julio pasado, en Washington, una delegación española encabezada por Cayetano López, actual director del Ciemat, lanzó la reivindicación: España pide ayuda técnica, financiera y, sobre todo, que Washington se lleve el plutonio "fuera de España" -no dice que tenga que ir a EE UU-. Ante la tibia respuesta de EE UU del 16 de noviembre dando largas, Exteriores replicó el 21 de diciembre con una nota verbal en la que pedía abordar la limpieza "sin dilaciones" y que designara una comisión. La comisión está aquí. Ahora viene lo difícil.
La negociación
- Diciembre de 2003. La Ley de Acompañamiento incluye la expropiación de los terrenos.
- Septiembre de 2006. España y EE UU firman un convenio para estudiar a fondo la contaminación.
- Enero de 2009. El informe concluye que queda medio kilo de plutonio.
- Diciembre de 2009. Moratinos pide a Clinton que aborde la limpieza.
- Mayo de 2010. Zapatero pide a Joe Biden la creación de un grupo conjunto.
- Julio de 2010. España pide en Washington que EE UU se lleve el plutonio.
- Noviembre de 2010. EE UU da largas y no deja claro si se llevará el plutonio.
- Diciembre de 2010. España exige la limpieza "sin dilaciones" y que EE UU designe un comité científico.
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