"Israel ha de entender que ha habido un terremoto político"
Mahmud Zahar (ciudad de Gaza, 1945) es para muchos el líder oficioso de Hamás en la Franja y un representante del ala más radical del movimiento que gobierna Gaza con puño de hierro. Desde que se inició la revuelta egipcia, Hamás ha optado por una discreción que creían beneficiosa para la causa revolucionaria. Ahora, una vez caído Mubarak, Zahar recibe a este diario en su casa, reconstruida en la ciudad de Gaza. Es la misma vivienda que un misil israelí derribó en 2003, en un intento por acabar con la vida del islamista. Uno de sus hijos y su guardaespaldas murieron, pero Zahar sobrevivió. Policías del Gobierno y milicianos de paisano controlan hoy el más mínimo movimiento de quien ponga el pie en este edificio pintado de verde islam.
"El renacimiento del panarabismo puede beneficiar a la causa palestina"
"Para Egipto, Hamás era un problema de seguridad nacional"
Zahar siente que ha llegado el momento de Hamás. Que cualquier Ejecutivo egipcio que nazca de las urnas será más favorable a la causa palestina y a la islamista que el anterior, y que accederá a poner fin al bloqueo. Que el renacer político de sus padres espirituales, los Hermanos Musulmanes egipcios, solo puede ser fuente de buenas noticias para Hamás, una organización que Bruselas considera terrorista. Y que sobre todo, asegura Zahar, por fin van a dejar de ser unos apestados políticos a ojos de Egipto, el gran mediador en Oriente Próximo, y entre Fatah y Hamás, las enemistadas facciones políticas palestinas.
La alegría que exuda el hombre fuerte de Hamás la comparten muchos palestinos en Gaza. Porque si hay un lugar en el mundo en el que el impacto de la revolución egipcia se sentirá de una forma más directa que en ningún otro, ese lugar es Gaza. Porque Egipto tiene la llave física de la Franja. Con el resto de los pasos fronterizos cerrados a cal y canto por Israel, el paso de Rafah, el que linda con Egipto, es la única vía de escape para el millón y medio de palestinos de Gaza. Mubarak cooperó para mantener el bloqueo israelí, que dura ya más de tres años y que solo después del ataque a la flotilla humanitaria, en mayo de 2010, suavizó. Ahora el paso vuelve a estar cerrado desde hace más de 20 días debido a la explosiva situación que atraviesa la península del Sinaí, donde la revolución se ha descontrolado. Israel autorizó ayer a Egipto un segundo despliegue de soldados en la zona.
Pregunta. ¿Por qué creen que un nuevo Egipto será más favorable a los intereses de Hamás?
Respuesta. La cuestión de Gaza ha estado presente en la plaza Tahrir en todo momento. La política del Gobierno egipcio con los palestinos y con Gaza cambiará, porque ese ha sido el deseo de los manifestantes, que son los mismos que protestaron durante la guerra de Gaza o cuando la flotilla [que intentaba burlar el bloqueo]. Para el anterior Gobierno, Hamás era un problema de seguridad nacional, no éramos una cuestión política. Ahora, cada una de las decisiones políticas ejecutadas aquí en los últimos 30 años cambiará.
P. Lo primero que ha dicho el Gobierno transitorio es que piensan respetar los acuerdos con Israel. ¿Qué le hace pensar que el Gobierno que salga de las urnas no hará lo mismo?
R. El nuevo Gobierno no sucumbirá a la presión exterior. Una de las causas de la revolución ha sido precisamente el rechazo a la interferencia americana e israelí. Es razonable que ahora la autoridad transitoria diga que va a mantener los acuerdos, pero lo que vaya a pasar después, eso nadie puede controlarlo. Habrá cambios en las condiciones del bloqueo. El nuevo Gobierno viene con actitudes revolucionarias, sin compromisos con EE UU o con los israelíes.
P. ¿Cómo va a afectar el cambio en Egipto a su relación con Israel?
R. Israel tiene que entender que ha habido un terremoto político y en materia de seguridad. Los edificios antiguos van a caer y vamos a tener que encontrar otros. Van a cambiar las relaciones de intercambio de espionaje entre Egipto y las potencias extranjeras, del uso de los aparatos de seguridad egipcios...
P. ¿Supone también un terremoto para el resto de la región?
R. Asistimos a un renacer del panarabismo y eso solo puede beneficiar a la causa palestina. Esto es una onda expansiva.
P. ¿No temen que la onda llegue a Gaza?
R. La pobreza aquí no es por la corrupción, es por la ocupación israelí. Aquí la gente lo sabe.
P. Sí, pero ha habido intentos de manifestaciones que ustedes han reprimido.
R. La gente que se manifiesta es porque tiene a Abu Mazen
[Mahmud Abbas, presidente palestino y líder de Fatah] detrás. Funcionan bajo las órdenes de Ramala. Además, no podemos poner en riesgo nuestra seguridad.
P. Ustedes le han pedido al Ejército que abra la frontera de Rafah, pero sigue cerrada.
R. El problema ahora es la seguridad en el Sinaí. Los ataques beduinos a las fuerzas de seguridad del Estado se mezclan con las venganzas entre clanes. Mantenemos contactos indirectos con el Ejército. Dicen que necesitan tiempo, al menos entre 10 días y 10 semanas para controlar el Sinaí.
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