Arreglemos nuestros rotos en familia
La industria del cine en España es amplia, talentosa y plural. Alberga opiniones muy dispares, pero nos une algo más fuerte que la profesión: la vocación. Por hacer cine, que no es fácil. Una vocación que va siempre acompañada de humanidad, de libertad y de genio, en el sentido más amplio de las tres palabras porque todas, las tres, son imprescindibles para crear.
Desde hace tiempo, junto a otras industrias culturales, como la música y el libro, alzamos la voz ante los poderes públicos para que nos dotaran de un marco legal, para proteger los derechos de los creadores y defender la supervivencia de la industria del arte sin perjudicar a los usuarios de Internet. La diferencia entre quienes representamos intereses de colectivos y los parlamentarios es que estos, cuando legislan, deben anteponer el interés general a cualquier otro de parte, por legítimo que sea. El texto que se someterá a la aprobación por el Senado ha sido consensuado por el PSOE, el PP, y CiU, es decir, por tres partidos que representan a veintidós millones de votantes, al 87 por ciento de quienes acudieron a las urnas. No es nuestro texto, ni nos corresponde legislar, ni sería saludable que un colectivo viera colmadas en él todas sus pretensiones, pues cuando existe conflicto de intereses, la norma que se apruebe debe contemplar el equilibrio de estos. Ya no es la ley Sinde, pues la Ministra de Cultura, que lo tenía difícil, que lo tenía imposible, ha sabido encontrar la complicidad de PP y CiU, aceptando variaciones propuestas por ambos partidos tendentes a consolidar un procedimiento más garantista. Dejemos operar a las instituciones, pues sería un acto de soberbia proclamar que nuestras soluciones o las de otros, las que fueren, representan más fidedignamente al interés de los ciudadanos. El Gobierno, y los representantes del PP y CiU han dedicado muchas horas hasta conseguir el acuerdo.
Las últimas semanas han parecido años para las gentes del cine
Las últimas semanas han parecido años para las gentes del cine. Estamos hoy a dos semanas de los Goya, estamos votando, no entre opiniones diferentes, sino decidiendo quienes merecen los honores cinematográficos del 2010. Alex de la Iglesia ha sacado la Academia a la calle, lo cual conlleva escuchar y atender. Ha recortado la excesiva distancia que existía entre el cine español y su público natural. Su equipo ha preparado una gala que será histórica. Y ahí estaremos; genio, libertad y humanidad, añado humildad, con la asignatura pendiente de acercar nuestras películas a los internautas, preservando los intereses de los unos y los otros. Nuestros rotos, si los hay, los arreglaremos en familia, que a nadie más importan.
Pedro Pérez preside la FAPAE, la federación de los productores de cine españoles
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