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El fiscal: "El cambio de estaciones ha desatendido un grave problema"

Afirma que el sistema de medición de la contaminación ignora la norma europea

"Ni siquiera la reubicación de algunas estaciones de medición ha servido para maquillar un resultado que a todas luces cabe calificar de grave". El fiscal coordinador de Medio Ambiente, Antonio Vercher, se refiere así al cambio de la red de medición de la contaminación que llevó a cabo el Ayuntamiento de Madrid en 2010. Entonces se eliminaron algunas estaciones, se cambiaron de sitio otras y se añadieron algunas más. Entre las que desaparecieron estaban las que peores datos habían registrado el año anterior, es decir, las situadas en las zonas con más tráfico de la capital, como la Castellana. El Consistorio justificó la modificación diciendo que cumplía la directiva europea de calidad del aire. Pero Vercher, en el escrito de 34 páginas que le envió ayer, asegura lo contrario.

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Para poder demostrar que en 2010 se mantuvieron los mismos niveles de contaminación que venían dándose en la capital, la Fiscalía encargó al Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) que midiera la concentración de partículas en suspensión PM10

en varios puntos del paseo de la Castellana durante el segundo semestre del año pasado. "En este eje, que siempre ha sido uno de los que presentaban valores más elevados, la eliminación de estaciones no se ha visto compensada", señala.

Las que había (plaza de Castilla, Gregorio Marañón, Recoletos y glorieta de Carlos V) "ya no existen". En realidad, la de plaza de Castilla se ha reubicado y la de Marañón se ha desplazado hasta los jardines del Museo de Ciencias Naturales, "lo que hace que no resulte comparativa", añade.

El Seprona utilizó un captador de partículas marca Derenda, de 25 por 30 centímetros y 17 kilos de peso, que colocó en tres puntos durante distintos periodos de tiempo. Primero se ubicó en los jardines del Cuartel General del Ejército (a un metro de la verja de Recoletos), después pasó al jardín de la Fiscalía General del Estado (paseo de la Castellana) y finalmente llegó al Ministerio de Sanidad (paseo del Prado).

La Fiscalía buscó lugares privados, para que no estuvieran en medio de la calle, pero con condiciones similares a las que rodeaban a los medidores anteriores. En los tres casos, el captador se colocó a una altura de 1,8 metros. El Seprona sustituyó a diario los filtros, que luego se analizaron en el laboratorio de criminalística de la Guardia Civil. La conclusión del fiscal tras analizar las mediciones: "La contaminación existe en los mismos niveles y la reubicación de estaciones solo ha servido para desatender un gravísimo problema en la ciudad".

El fiscal recuerda que la directiva 2008/50 señala en su anexo V que en poblaciones del tamaño de Madrid debe asegurarse el funcionamiento de 11 estaciones de medición para partículas. Hasta ahí, correcto. Madrid pasó de medir las partículas en todos los puntos de la red antigua (fueron 22 en 2009, según el informe de calidad del aire municipal) a hacerlo únicamente en 11.

"Entre esas 11 no están las que tradicionalmente reflejaban una situación real de este contaminante, con valores tradicionalmente superiores al límite legal", apunta el escrito de Vercher. Sin embargo, el anexo V asegura también que "se mantendrán los puntos de muestreo persistente en los que se hubiera constatado superación del valor límite para PM10

durante los últimos tres años".

El fiscal sostiene, tras examinar los datos del Ayuntamiento de los últimos tres años, que en varias de las estaciones descartadas "han tenido lugar superaciones del valor límite", por lo que concluye que "deberían haberse mantenido esas estaciones originales de medición". Vercher argumenta que si el Ayuntamiento "persiste en la idea de mantener la nueva reubicación y eliminar las estaciones anteriores", se pierde la serie histórica de datos, lo que "impide conocer cómo van evolucionando los lugares de contaminación más patente".

Madrid no superó en 2010 el valor límite anual de partículas PM10 que marca la legislación europea (40 microgramos por metro cúbico) ni el límite anual para la protección de la salud humana que recoge el Real Decreto 1073/2002 (20 microgramos), que casualmente será derogado cuando se publique en el Boletín Oficial del Estado el decreto que el Consejo de Ministros aprobó ayer y que suaviza ese límite para las partículas aunque lo mantiene para el dióxido de nitrógeno y lo endurece para otros contaminantes como las PM

2,5, partículas aún más pequeñas y con impacto sobre la salud.

La media de las estaciones de la capital, por tanto, cumple la ley. Sin embargo, el fiscal buscó los valores medios anuales de 2007, 2008 y 2009 para las estaciones de medición de partículas para obtener "las estaciones que no deberían haberse cambiado". El listado incluye 27, y aparecen sombreadas en amarillo las que muestran valores por encima del máximo legal, considerando los márgenes de tolerancia (la legislación permitía límites superiores, que se redujeron progresivamente, hasta 2010). El fiscal toma como referencia el Real Decreto 1073/2002. Son seis las que no cumplen (ver gráfico): Recoletos, Marañón, Luca de Tena, paseo de Pontones, Santa Eugenia y plaza de Castilla. Por todo ello, el fiscal considera que la reubicación de las estaciones debería "someterse a una revisión". Señala que ya le comunicó su parecer al Ayuntamiento en mayo de 2010. "La eliminación de estaciones en los lugares de mayor contaminación no significa que la afección no existe, sino tan solo que no se ha registrado".

Estación de medición de contaminación en Emilio Castelar.
Estación de medición de contaminación en Emilio Castelar.LUIS SEVILLANO

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