"Los autores de novela negra no suelen escribir bien"
Kjell Johansson (Estocolmo, 1941) es sueco pero no escribe novela negra. Masca tabaco para superar el mono de la nicotina y es uno de los autores más potentes de la narrativa escandinava actual. Ahora se publica en España El rostro de Gógol (Nórdica Libros) una sugerente novela que recrea en clave de ficción autobiográfica la vida y las peripecias del escritor ruso. A la espera está La casa cerca de Flon -ya traducida-, la primera entrega de su trilogía sobre la Suecia pobre, anterior al Estado del bienestar, que un crítico bautizó como Cien años de pobreza y que transcurre en el mismo barrio de la periferia de Estocolmo donde todavía vive Johansson. Aunque hoy sea un barrio de clase media y la pobreza se haya trasladado a otra periferia más lejana y tenga el rostro de la inmigración.
"Todos los literatos rusos del siglo XIX querían cambiar el mundo"
"Suecia era un país muy pobre hace menos de un siglo"
Pregunta. ¿Por qué Gógol?
Respuesta. En un libro leí que imaginaba que tenía el estómago del revés, vamos, que era un hipocondríaco, como yo. También me di cuenta de que todos los escritores rusos del siglo XIX, no solo querían escribir un libro, sino también cambiar el mundo. Unos querían hacer una revolución social y otros una revolución del corazón. El problema es la contradicción que existe entre la escritura y la predicación, que también era mi problema. Yo era un auténtico sesentayochista, pero si uno va demasiado lejos en su militancia, el estilo se resiente, la escritura se resiente. A Gógol le pasa: la segunda parte de Almas muertas es mala, demasiada doctrina, es mucho mejor cuando escribe de ladrones, de asesinos y de mala gente.
P. ¿Cómo se convierte uno en Gógol hasta el punto de vivir sus entrañas?
R. O cómo Gógol se convirtió en mí. En realidad uso máscaras, soy un tímido y especialmente en lo que se refiere a usar las grandes palabras, los grandes conceptos que llenan la literatura rusa. Convirtiéndome en Gógol me pude permitir usar este material.
P. Aparte de esta novela y a diferencia de muchos escritores suecos que últimamente se dedican a la novela negra, usted es un escritor social y su obra refleja la sociedad sueca a través de las generaciones.
R. No soy un escritor de novela policíaca ni lo quiero ser. La trilogía que usted menciona es acerca de mi familia, de mis antepasados. Unos antepasados que eran muy pobres; sirvientes, obreros y ladrones, procedentes de clase muy baja, lumpen. Son novelas históricas: la primera empieza a finales de la década de los cuarenta y llega hasta 1953, cuando empieza a construirse el Estado del bienestar. El segundo libro arranca en 1993, cuando se quiebra el Estado del bienestar. Tras publicar estos dos libros recibí una carta y descubrí que tenía parientes que no conocía: un hermano de mi abuela, que lo había mantenido en secreto. Pasaron su infancia en una granja comunal, unas casas que había en cada pueblo para la gente anciana que no podía valerse por sí misma. Ellos fueron allí porque su madre estaba loca y pusieron a los niños al cuidado de su anciana abuela. Nunca nos lo contó porque le avergonzaba. Esto me inspiró la tercera parte, que empieza en 1995 y va hacia atrás, a la década de los cincuenta, justo cuando empieza el primer libro.
P. Es una historia de gente pobre en un país donde no parece que haya pobres.
R. Pero los había y muchos, Suecia era uno de los países más pobres de Europa a principios del siglo XX.
P. ¿La pobreza está ahora en la inmigración?
R. Para la sociedad sueca es muy difícil aceptar la inmigración. Viven en guetos, no tienen contacto con la sociedad sueca. En un barrio como el mío, que es un viejo suburbio con más de cien años y que desde el primer momento estuvo habitado por la clase trabajadora, no hay inmigrantes. Hay muchos estudiantes, gente que vive sola, los verdes tienen mucha fuerza, casi el 30% en este barrio y también los partidos de izquierdas, los comunistas...
P. ¿Y usted piensa escribir acerca de esta nueva Suecia?
R. No, porque yo no creo que pueda escribir sobre el presente, creo que un escritor debe mirar atrás. Escribir sobre el presente es el trabajo de los periodistas; los periodistas también pueden escribir ficción...
P. Los autores de novela negra escriben sobre el presente.
R. Para empezar no suelen escribir muy bien, salvo excepciones. Hay algo en el crimen que a la gente le gusta leer. Yo también las leo cuando estoy cansado y me divierten.
P. ¿Qué piensa de esta moral sexual que permite en Suecia lanzar a la Interpol contra un tipo como Julian Assange por acusación de violación?
R. Es un asunto curioso. Nadie sabe si ha habido presión de Estados Unidos. Lo cierto es que está en la ley, aunque violación en Suecia es un concepto mucho más amplio que en otros sitios. Es un poco violación si le toca el pecho a una mujer, que puede llevarle a los tribunales. Esta es tal vez una explicación. Otra explicación es que el feminismo tiene una gran influencia en Suecia. No sé, es difícil de decir...
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