'Punchlines' de dos rombos
Una noche de viernes de mediados de los ochenta vi mi primera película de dos rombos en la tele. Uno de los beneficios de ser el pequeño de tres hermanos consistía en que mis padres ya estaban un poco de vuelta de todo. Mi madre me dijo que esa noche ponían por la tele una película "un poco picante pero muy divertida". El título me parecía más de ciencia-ficción que de comedia pero, claro, la gracia estaba en ver un producto prohibido, en ser la envidia de mis compañeros de clase el lunes siguiente.
10. La mujer perfecta fue mi estreno con Blake Edwards. Y mi madre tenía razón. Es muy graciosa, sobre todo cuando Dudley Moore sufre las consecuencias de mezclar la anestesia del dentista con alcohol. Con Edwards aprendí que una de las cosas más divertidas no es solo ver escenas graciosas sino recordarlas con tus amigos: ¿te acuerdas de la escena de los condones fosforito de Una cana al aire? ¿Y de las peleas de Clouseau con Kato en El regreso de la Pantera Rosa? Lo que nos reímos cuando Peter Sellers pierde su zapato en El guateque...
Canal + realizó hace unos años un estupendo documental sobre humor llamado El gag. Es una gozada oír a Blake Edwards hablar de cómo planteaba una escena cómica. Sabía que en gran medida un gag funciona si el personaje que lo protagoniza tiene gancho. Aparte del Clouseau de La Pantera Rosa (quizá su mejor creación), Edwards compuso maravillosos personajes cómicos: Robert Preston en Víctor/Victoria, Jack Lemmon en La carrera del siglo, John Larroquete en Cita a ciegas, el camarero borracho de El guateque (reverso hilarante de sus personajes de Días de vino y rosas)...
Hace un par de noches no podía dormir y me puse una película que me había regalado mi madre. Su título no me sonaba de nada, Operation Mad Ball. Sentí curiosidad porque la dirigía precisamente Quine y descubrí una grata sorpresa en los créditos: el guión lo firmaba Blake Edwards. Qué pena que la música no fuera de Mancini porque si no, la experiencia habría sido perfecta.
Babelia
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