Merkel toma aliento
La canciller alemana, reelegida al frente de la CDU, rejuvenece el partido para cobrar impulso
Angela Merkel afronta reforzada el liderazgo de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) tras su sólida reelección al frente del partido gobernante alemán. El congreso federal democristiano era un termómetro interno relevante sobre la canciller, a la baja en las encuestas después de un año largo de Gobierno a trancas y barrancas con los liberales, una coalición con la que la mayoría de los votantes muestran su insatisfacción y en la que los desencuentros vienen primando sobre el entendimiento.
Los argumentos de Merkel -en un largo y en ocasiones vibrante discurso para los usos de la líder alemana- han resultado suficientemente solventes para sus correligionarios. Se han centrado en el descenso a tres millones de parados desde los cinco a comienzos de su primer mandato; y en el manejo de la crítica y prolongada crisis financiera iniciada en Grecia, y plenamente vigente, en la que Berlín ha mostrado en ocasiones una actitud inflexible, pero que es valorada en su firmeza por otros países de la UE. Merkel ha calibrado con justeza ante la CDU lo que está en juego. La Unión Europea, más allá de sus desajustes y discrepancias, es sobre todo un proyecto de valores y unidad, y en ese proyecto la estabilidad y el mantenimiento del asediado euro es imprescindible e irrenunciable.
La canciller alemana ha hecho dos importantes movimientos tácticos en el congreso de Karlsruhe. Uno, renovar casi al completo la cúpula dirigente del partido, desprendiéndose de potenciales rivales regionales e iniciando el relevo con una generación más joven. El segundo, descartar una nueva alianza con los socialdemócratas, socios durante su primer mandato, o los verdes, ambos en ascenso en los sondeos de opinión. El debate sobre la identidad conservadora de la CDU, forzada hacia la izquierda durante la gran coalición, ha sido zanjado aparentemente por Merkel con el afianzamiento de los valores derechistas del partido y un canto a sus raíces cristianas.
Retomada la iniciativa, con la vieja guardia fuera de juego y consolidado su liderazgo, el ciclo de elecciones parlamentarias regionales que comienza en marzo pondrá a prueba la popularidad real de Merkel y la solidez de su Gobierno. Clave de bóveda de esa sucesión de comicios es el próspero land de Baden-Württemberg, donde la CDU lleva mandando la friolera de casi 60 años.
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