Una familia boliviana paga la hipoteca gracias a la colaboración de sus hijos / CARLOS ROSILLO
"¡Qué suerte, solo perdí mi piso!"
Carlos Carrillo, colombiano, tuvo suerte. Se quedó sin su piso de Alcalá de Henares. Cerró sus dos tiendas de alimentación. No tenía dinero. Pero canceló su deuda de 260.000 euros con el banco. Dejó las llaves de la casa en la oficina y se marchó. Limpio. "Conseguí negociar eso porque si hubiese tenido que pagar el valor entero de la casa hubiese sido imposible.