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Mueren dos indigentes tras ser atacados por perros en una zona marginal de Mataró

La Generalitat ordenó en verano el traslado de los animales a una perrera

La convivencia entre perros e indigentes en una zona marginal de Mataró (Barcelona) acabó el viernes en tragedia cuando una jauría atacó a dos personas y les causó la muerte a dentelladas, según confirmó ayer la autopsia ordenada por los Mossos d'Esquadra. El mortal ataque se habría producido el viernes por la tarde cuando una decena de perros agresivos escaparon de la jaula en la que estaban encerrados, una frágil construcción de unos 10 metros cuadrados cercada por planchas de metal y somieres. Este recinto se halla al lado de la barraca en la que vivía uno de los indigentes fallecidos. El dueño de los perros es un vecino de la localidad al que sus conocidos definen como una persona "con un carácter muy especial".

El Ayuntamiento de Mataró tenía constancia desde junio, tras una denuncia de una organización protectora de animales, de la presencia en pésimas condiciones sanitarias y de seguridad de los animales, y estaba negociando con el propietario su traslado a una perrera. El cuerpo de Agentes Rurales de la Generalitat de Cataluña visitó la zona y ordenó ya en verano la clausura de la precaria jaula, así como el traslado de los animales a un espacio preparado por la misma entidad que denunció las malas condiciones de los canes.

Otro indigente que frecuenta la zona halló los cadáveres -un hombre de unos 60 años y una mujer de unos 55, que la policía anoche no había identificado- y alertó a la policía. Una de las víctimas, José, vivía en una destartalada caseta con otros 15 perros, en este caso pacíficos, desde hacía unos cuatro años, detallaron los vecinos. La otra fallecida le visitaba a diario para darle de comer y cuidaba de los animales.Los perros pudieron salir de la jaula, según dos versiones ofrecidas por los vecinos, al romper el alambre que funcionaba como único cierre de seguridad del recinto o al ser liberados por las propias víctimas. Una vez fuera, la jauría atacó a los dos indigentes e hirió a varios de los pequeños y pacíficos perros con los que estos vivían.

Los agentes que llegaron a la zona horas después abatieron a dos canes, dado que mantenían una actitud especialmente agresiva. El resto fueron trasladados a la misma protectora que había denunciado la presencia de los perros en junio y que está apenas a un centenar de metros del lugar del suceso. Técnicos de la organización explicaron que los animales llevaban mucho tiempo viviendo en pésimas condiciones, lo que explicaría su agresividad.

El Ayuntamiento lamentó el incidente y señaló que había abierto un procedimiento en una fecha sin precisar para desalojar las barracas ilegales, en las que todavía malvive algún indigente. Luego admitió que la Policía Local estaba negociando con el propietario el traslado de los animales, pero que no se había podido concretar porque los canes se encontraban en un recinto cerrado. "Los perros estaban en un cercado. El procedimiento no es el mismo que si están sueltos. Hace falta más permisos y gestiones", explicó por la noche una portavoz.

Los habituales de la zona, que por la tarde se acercaron a pasear a sus perros en el descampado anexo a la zona de las chabolas, criticaron el retraso municipal en terminar con el problema. "La culpa es del Ayuntamiento. Hace casi un año que todos los vecinos les avisamos de que estos perros no podían estar así. Si hubieran actuado, estas dos personas seguirían vivas", dijo muy molesto Pedro, un vecino de 60 años que no quiso revelar su apellido. "Aquí lo sabíamos todos, hace meses que exigimos que se tomen medidas contra estos perros", señaló Carlos Garrido, que también paseaba a su perro. Este vecino advirtió que en la zona de chabolas todavía vive otro indigente con varios perros en una especie de barraca construida con cañas de bambú, aunque ayer no se encontraba en el recinto. El indigente fallecido se instaló en la zona después de ser expulsado de otro asentamiento ilegal en la riera de Argentona.

El propietario de los animales, otro habitual de la zona marginal y que fue definido por varios vecinos como una persona "con aspecto deteriorado y un carácter muy peculiar", acudió ayer por la mañana a la protectora para reclamar que le devolvieran los perros agresivos. "Llevaba ropa vieja y sucia y parecía un poco bebido", relató un empleado del centro.

Los Mossos d'Esquadra consideran "muy complejo" acusarle por la muerte de los dos indigentes dada la dificultad de certificar qué mordisco y de qué animal mató a cada una de las víctimas.

El cuerpo policial ordenó a la protectora de animales que conserve a los perros abatidos en la cámara frigorífica para comprobar en los próximos días si fueron los mordiscos de estos canes los que dieron muerte a los dos fallecidos.

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