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Agricultura en el asfalto

Economía sostenible para tiempos de crisis

Otras iniciativas ecológicas prosperan de la mano de colectivos y particulares

Madrid alberga cada vez más iniciativas basadas en la economía social y sostenible, una fórmula que suele resistir mejor cuando vienen mal dadas.

- Productos ecológicos. "Los únicos que os alarmáis con los precios sois los periodistas", asegura Fermín Bohoyo, socio de A Salto de Mata (Lavapiés), una de las tiendas de productos ecológicos con más solera de la capital. Bohoyo admite que la crisis ha ralentizado el crecimiento de un negocio que, casi una década después de ver la luz, conserva la buena salud y una cartera creciente de clientes y productos. "Hemos pasado de tener 300 referencias en la tienda a disponer de más de 1.200, todas ecológicas y de comercio justo", subraya Bohoyo.

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- Grupos de consumo. En la Comunidad de Madrid hay más de 1.500 familias apuntadas a cooperativas de consumo respetuoso con los menguantes recursos naturales. La agricultura ecológica se basa precisamente en la racionalización del uso de esos recursos. Luis González Reyes, de Ecologistas en Acción, asegura que "el número de familias que fomentan este tipo de consumo ha crecido sustancialmente en los últimos años".

- Cooperativas de intervención social. En un edificio antiguo de la calle Santa Clara (cerca del Teatro Real) tienen su sede varias cooperativas de las 40 que forman La Madeja. Carolina Yacamán, socia de una de ellas (Heliconia), explica que "la premisa principal es buscar el beneficio social, no el económico". Al igual que otras que existen en Madrid, como Latraviesa, la cooperativa tiene una dilatada experiencia en el trabajo en red. El objetivo es que cada una aporte su experiencia y disponibilidad y se extienda esta filosofía.

El grueso de los proyectos de intervención social de La Madeja se realiza en colaboración con las Administraciones Públicas, pero también los hay relacionados con software libre, edición y maquetación, educación ambiental, jardinería, desarrollo rural y, por supuesto, agricultura ecológica. Uno de los ejemplos más llamativos de la colaboración con la Administración local es el proyecto de agroecología que Heliconia y otras cooperativas llevan a cabo con el Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid.

El resultado es un mercado de productos ecológicos que se celebra el último domingo de cada mes. Ana del Pozo, otra socia de Heliconia, afirma que los productores, que en su mayoría son madrileños (de la vega del Tajuña principalmente), están muy contentos con la respuesta de la gente. "Es tan positiva la reacción que ahora necesitamos nuevos productores para cubrir el aumento de la demanda del mercado de Rivas", concluye Ana.

- Mensajeros en bici. Una cooperativa es también Trébol Ecomensajeros, otra iniciativa de economía sostenible a la que ahora sonríe el auge del uso de la bicicleta en Madrid. Alberto Luengo es uno de los socios fundadores y reconoce que "aunque recientemente notamos un parón, se debe más a la competencia del correo electrónico y el envío de documentos por este sistema que a la crisis actual". En 1996 Trébol comenzó su labor con tres personas. En sus mejores momentos contaron con 25 mensajeros, pero en la actualidad son 15, ocho de ellos socios y el resto trabajadores. El 73% de los servicios (70 al día a 40 clientes) lo hacen a pedales, dentro de los límites de la M-30, "y con una buena aceptación de los clientes porque muchos valoran el servicio ecológico".

En la Universidad Autónoma de Madrid, otra cooperativa, Goteo, ya realiza este tipo de mensajería con bicicletas especialmente adaptadas para ello. Alberto advierte de que "nosotros no lo podemos hacer en la capital porque, hasta la fecha, son vehículos homologados para hacer repartos en zonas más cerradas y con poco tráfico". Otro paso en la buena dirección es la creación de Madrid ProBici, Asociación Empresarial de Servicios de la Bicicleta.

- Paneles fotovoltaicos. Una instalación solar en el tejado del número 16 de la calle Santa Ana (en pleno Rastro) ha demostrado a los vecinos que cualquiera puede convertirse en productor de electricidad renovable. La comunidad de propietarios de este inmueble contó con la ayuda de Ecologistas en Acción, que, gracias a la dotación de un premio y a la aportación de socios, invirtió en 2005 los 47.000 euros que costó la obra.

Una vez amortizada y devuelta la inversión, hacia 2015, el 50% del importe de la electricidad vendida (unos 1.900 euros al año en la actualidad) irá íntegramente a sufragar gastos de la comunidad.

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