"Hay menos alegría a la hora de gastar"

Antes de la llegada del verano, los empresarios turísticos de Cataluña cruzaban los dedos. "Es que el año comenzó fatal. Encima llegaron las nevadas en marzo y temimos por la temporada de Semana Santa, que finalmente funcionó bien, pero fue corta. Y entonces otro socavón: el volcán, que duró poco más de una semana, pero su repercusión la notamos al menos otras cinco...", repasa Martí Sabrià, vicepresidente de Costa Brava Centre, asociación que agrupa hoteles de las costas de Girona. Por eso el verano era la clave para salvar el año. "Empezó algo flojo, con el Mundial de fútbol muchos retrasaron los viajes. Pero a mediados de julio se animó", explica. La segunda quincena lograron ocupaciones de hasta el 85% y en agosto ronda el 95%. "Hemos resistido en precios. Hay ofertas de última hora, pero más moderadas", añade. Lo que no levanta el vuelo es el gasto de los turistas fuera de los paquetes que se contratan. En esta tendencia coincide la asociación Salou-Cambrils-La Pineda, que representa a hoteles de la costa de Tarragona. "Hay menos alegría a la hora de gastar el dinero de bolsillo", resume el vicepresidente de la entidad. Cafeterías, restaurantes y discotecas, dice, están viviendo otro verano duro. En los hoteles de la zona sí han notado una clara mejoría, con una ocupación similar a la de la Costa Brava. "En número de clientes no falta tanto para llegar a niveles de 2007, que fue un año muy bueno. Pero en ingresos seguimos muy lejos. Los precios se han ido ajustando mucho".

En la ciudad de Barcelona, el alcalde Jordi Hereu aseguró la semana pasada que se está viviendo el verano con las playas más rebosantes desde 2006. Entre mayo y julio las han pisado más de dos millones de usuarios. Los hoteles de la ciudad han mejorado la ocupación y destaca, sobre todo, que aunque franceses, ingleses, italianos y alemanes siguen dominando las visitas, se ha notado un significativo aumento de viajeros desde Rusia, China y Brasil.