El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció ayer que, en cumplimiento de su promesa electoral, ha ordenado que el 31 de agosto acaben las operaciones de combate de tropas estadounidenses en Irak, dando por finalizadas unas operaciones militares que han durado más de siete años.
El desplome de la imagen de Israel en la comunidad internacional tras el mortífero asalto a la flotilla turca ha terminado por hacer mella en el Gobierno de Benjamín Netanyahu. El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, anunció ayer que el Ejecutivo israelí ha accedido a participar en una comisión internacional que investigue por qué y cómo murieron ocho activistas.
Años de negociaciones, sanciones económicas de Naciones Unidas, propuestas de mediación de potencias emergentes (Brasil y Turquía), castigos financieros y comerciales añadidos de la Unión Europea y de Estados Unidos... Ninguna iniciativa ha logrado hasta la fecha detener el programa nuclear iraní -con fines bélicos, según Occidente; con objetivos civiles, prometen las autoridades de Teherán-.
Las devastadoras inundaciones que anegan el noroeste de Pakistán, las peores en 80 años, han provocado 1.100 muertos y afectado a 2,5 millones de personas, según datos de la Cruz Roja. Pero el drama no termina ahí.
El Gobierno de Silvio Berlusconi está a punto de enfrentarse a su primer examen de estabilidad tras la expulsión de Gianfranco Fini del Pueblo de la Libertad (PDL), el partido que él mismo fundó junto al primer ministro. El Parlamento votará mañana una moción de censura contra el subsecretario de Justicia, Giacomo Caliendo, implicado en la investigación sobre la llamada P3.
A las 10.25, cada 2 de agosto, desde hace 30 años, Bolonia enmudece. El reloj de la estación de trenes, donde en 1980 una bomba mató a 85 personas e hirió a más de 200, no ha vuelto a funcionar desde entonces. Centenares de personas, año tras año, acuden a la conmemoración del atentado.
No empujen que me paro. Fue el primer mensaje a los que apremian al Gobierno de Raúl Castro para que acometa reformas económicas, animados por el proceso de excarcelación de un grupo de presos políticos, actualmente en marcha. Lo segundo, una cuestión semántica: los cambios en Cuba serán "ajustes al modelo socialista", no "reformas de mercado", concepto de poco recorrido en el discurso oficial.