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Conflicto en los aeropuertos

A menos sueldo, ¿más bajas médicas?

Los controladores claman contra el endurecimiento de sus condiciones laborales

Amanda Mars

"No se puede pasar de un extremo a otro, del blanco al negro, sin el gris. El nuevo convenio debería estar en un término medio". El presidente del sindicato de los controladores aéreos (USCA), Camilo Cela, reconoce implícitamente con estas palabras que el estatus pasado de los profesionales del sector bien podría estar en un polo que él se niega a reconocer como favorecido. El gremio libra una batalla con el Gobierno por sus condiciones laborales tras haber sufrido un recorte histórico. Desde este ajuste, en febrero, sus bajas médicas se han disparado, hasta convertirse en una epidemia en algunos casos, como el fin de semana pasado en el Centro de Control de Barcelona, donde el nivel de absentismo llegó a niveles del 30% y del 40%. El domingo hubo 28 ausencias, y de éstas, siete se avisaron ese mismo día y otras seis 48 horas antes, según AENA.

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La historia previa se resume en pocos capítulos. El ministro de Fomento, José Blanco, encendió la mecha a finales de 2009 al señalar a este colectivo y públicar sus sueldos. "Privelegiados", les llamó. Cobraban una media de 340.000 euros anuales gracias sobre todo al peso de las horas extra, que se pagaban el triple que la ordinaria. Si la jornada básica era de 1.200 horas, los controladores trabajaron una media anual de 1.750 horas el año pasado.

Con una deuda acumulada de 12.000 millones de euros en AENA, el ente gestor de los aeropuertos, y el duro plan de austeridad al que se preparaba España, el Gobierno se sintió cargado de argumentos para sacar las tijeras en la empresa pública: un decreto aumentó su jornada ordinaria de 1.200 horas anuales a 1.670 (más 80 extraordinarias), con lo que, en la práctica, el salario bajó de golpe un 40% y sus descansos se redujeron (del 33% del tiempo al 25% en turno de día y del 50% al 33% de noche).

Ahora trabajan, en promedio, las mismas horas que antes, pero mucho más baratas. Los controladores, en cambio, aseguran que antes no todos los controladores hacían tantas horas extraordinarias voluntarias, y que ahora están sobrepasados, con lo que su salud se resiente. Y mucho: los más de 1.200 días de baja de enero o febrero se triplicaron a partir de los meses de mayo (3.458) y junio (4.315), según los datos de AENA.

Es lo que Fomento percibe como una campaña de bajas organizada que sigue consignas sindicales, y por ello ha decidido remitir información a la Fiscalía. Mientras, ambas partes tienen que negociar un nuevo convenio colectivo que podría poner fin al conflicto.

Al contrario de lo que se podría pensar, las bajas no se han traducido en graves retrasos para los pasajeros, ya que otro de los cambios de la nueva ley es que la empresa pública ahora programa guardias localizadas por si los trabajadores caen enfermos, y antes los controladores sólo sustituían a compañeros de forma voluntaria. Blanco, además, va a formar a los controladores militares para que puedan sustituirles en casos en los que un aeropuerto pueda quedar bloqueado. Y a partir de 2011, empresas privadas podrán prestar servicios de control en algunos aeropuertos .

Controladores aéreos, en la torre del aeropuerto de Madrid-Barajas.
Controladores aéreos, en la torre del aeropuerto de Madrid-Barajas.MANUEL ESCALERA

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Sobre la firma

Amanda Mars
Directora de CincoDías y subdirectora de información económica de El País. Ligada a El País desde 2006, empezó en la delegación de Barcelona y fue redactora y subjefa de la sección de Economía en Madrid, así como corresponsal en Nueva York y Washington (2015-2022). Antes, trabajó en La Gaceta de los Negocios y en la agencia Europa Press

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