"Guerra de Dios" contra las bodas gays en Argentina

La Iglesia católica argentina, aliada para la ocasión con las Iglesias evangélicas, intenta con todas sus fuerzas impedir que Argentina sea el primer país de América Latina que aprueba el matrimonio entre personas del mismo sexo. Pocas horas antes de que el Senado comience a debatir el proyecto de ley, ya votado favorablemente en el Congreso, las máximas autoridades eclesiásticas han organizado una marcha ante las puertas del Parlamento para ratificar su frontal oposición e intentar influir en los 72 senadores (tres por provincia) que forman la Cámara alta. Grupos favorables al proyecto anunciaron también su intención de concentrase en la céntrica plaza 9 de Julio para protagonizar una cacerolada en defensa del matrimonio gay.

La marcha ha estado precedida por una intensa agitación desde los púlpitos de todo el país. La dureza de la disputa lo da el tono con el que la jerarquía de la Iglesia anima a sus fieles a participar en "la guerra de Dios" y a oponerse a "un proyecto del demonio". La presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que se encuentra de viaje en China, ha reprochado al cardenal primado Jorge Bergoglio que "se vuelva a tiempos de la Inquisición". Cristina Fernández hizo además explícito, por primera vez, su apoyo al matrimonio gay, que ya había defendido su marido, el ex presidente Néstor Kirchner. El cardenal se negó a comentar las declaraciones de la presidenta, pero mantuvo firme su apoyo a las manifestaciones de protesta. La escuelas y universidades católicas de Buenos Aires dieron festivo a sus alumnos para facilitar su asistencia a la concentración.

Desde el primer momento, la oposición a la legalización del matrimonio homosexual ha estado más representada por la jerarquía de la Iglesia católica que por grupos políticos concretos. La iniciativa para autorizar el matrimonio gay partió de una diputada de un pequeño grupo de izquierda, Nuevo Encuentro, y fue rápidamente acogida por el Frente para la Victoria, de Néstor Kirchner. Después de 12 horas de debate en la Cámara de Diputados se aprobó por 125 votos a favor y 109 en contra, sin que los partidos consiguieran mantener la disciplina de voto. El grupo kirchnerista, por ejemplo, se partió casi en dos. Según encuestas oficiales, tres de cada cuatro argentinos se definen como católicos, un 11% se declara ateo o agnóstico y un 9% practica otra confesión.

En el Senado, donde el debate empezará hoy, pero seguramente no acabará hasta la madrugada del jueves, la Iglesia católica intenta conseguir que un grupo de senadores radicales apoyen que el matrimonio gay pase a ser una simple "unión civil". Algunos sacerdotes, sin embargo, se han pronunciado a favor del proyecto y han firmando incluso documentos públicos de apoyo, pese a las amenazas de sanciones que lanzan sus obispos.