_
_
_
_
AL CIERRE
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Montjuïc

En verano Montjuïc reaparece en el imaginario ciudadano como el gran parque de Barcelona. Dada la escasez de zonas verdes, es comprensible. Una de las cosas más agradables que puede hacerse en estos días de canícula es irse de pic-nic a alguno de sus jardines. Los de Mossèn Cinto Verdaguer, por ejemplo, están a pie del funicular y desde el centro de la ciudad se llega, casi sin salir del metro, en poco más de 15 minutos.

Pero estos meses se acumulan otras muchas razones para subir a la montaña. La principal es el Grec, que tiene el anfiteatro situado en su falda. Están también los conciertos del Poble Espanyol, un espacio que muchos barceloneses solo visitan cuando alguna actuación veraniega le resulta atractiva. Y sin ir más lejos, hoy arranca el programa de música y cine en los jardines del castillo (salamontjuic.org), que dura hasta la primera semana de agosto y se ha convertido ya en una de las citas culturales al aire libre más esperadas. Para redondear la oferta, esta semana se inaugura una de las exposiciones de la temporada, la que presenta la videoartista Pipilotti Rist en la Fundación Miró, el centro de arte con las mejores vistas de la ciudad.

Desde hace tres años existe, además, Montjuïc de nit, cuya última edición se celebró el pasado sábado. Según fuentes municipales, a partir de datos de la Guardia Urbana, se desplazaron a la montaña unas 90.000 personas, la misma cifra que el año pasado. Curioso, porque en esta ocasión el público tardó en reaccionar, pendiente como estaba, se ve, del gol de Villa en el Mundial. La masiva afluencia que otros años se había iniciado a primera hora llenando museos y caminos tardó en aparecer, pero después debió de hacerlo en bloque. Igual hubiera sido buena idea atrasar un poco el inicio para que los músicos de primera hora tuvieran un poco más de calor humano, aunque tampoco está claro que la vida cultural de la ciudad se tenga que adaptar a lo que hace una selección de fútbol a miles de kilómetros... En fin, que fue una lástima que se interpusiera el balón, y tal vez una menor promoción, porque este año, de manera excepcional, se habían incorporado 13 escenarios programados por distintos festivales de la ciudad con objeto de mostrar la efervescencia musical de Barcelona. La idea, pese al dispendio, parecía buena.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_