Arte más joven y global
Los expertos aseguran que las subastas y ferias se orientan en tiempo de crisis a lo contemporáneo
¿Se está recuperando el mercado del arte? Las subastas de la semana pasada fueron desconcertantes. La venta en Christie's el jueves esperaba que El bebedor de absenta, de Picasso, alcanzara un nuevo récord para el artista, pero finalmente se vendió por solo 42 millones de euros, superando por escaso margen la estimación más baja. Las expectativas venían dadas por el récord del artista malagueño alcanzado el 5 de mayo en Nueva York, en la misma casa de subastas, con Desnudo, hojas verdes y busto, que se vendió por 81 millones de euros, lo que lo convirtió en el cuadro más caro jamás subastado.
La noche del jueves se vivió con grandes expectativas, pero terminó en decepción porque obras tan interesantes como Nympheas, de Claude Monet, se quedó sin comprador, y pinturas de Van Gogh (10,8 millones de euros) o Klimt (22,5 millones de euros) se vendieron a precios modestos.
"Hemos visto una rápida recuperación en las ventas", dice Simon de Pury
Todo esto unos días después de que la feria suiza Art Basel, la más importante del mundo, congregara a cientos de ávidos coleccionistas de todo el planeta, en busca de piezas interesantes. A los cinco minutos de abrir ya se había vendido una escultura de Picasso por 12, 2 millones de euros. La sensación de los galeristas era de cierta euforia, aunque las ferias no suelen arrojar resultados de ventas en cifras concretas.
Una de las figuras más influyentes en el mundo de las subastas de arte es Simon de Pury. Ha sido director de Sotheby's Europa y uno de los más agudos subastadores internacionales, además de haber ejercido como asesor personal del barón Thyssen-Bornemisza durante siete años en la compra de obras para la colección que ahora se expone en Madrid. En una entrevista sostenida durante la feria Art Basel, de Pury explicaba lo sucedido en el mundo de las subastas de arte durante estos años de crisis. "Lo que pasó desde octubre de 2008 a junio de 2009 fue más que una caída de los precios una disminución en la cantidad de ventas en el mercado del arte", afirma. "Nadie quería vender en ese momento y por eso los catálogos de las casas de subastas eran más escuetos, con menos piezas importantes que salían a la venta. Como también hubo altos precios pagados durante ese periodo, la confianza de los vendedores regresó y en la primera mitad de 2009 el volumen volvió a ser el mismo que a finales de 2007. Y eso sucedió a todos los niveles en la venta de arte contemporáneo e incluso en el arte emergente. Creo que hemos visto una rápida recuperación del volumen y más aún, pese al legítimo temor a la inflación que se veía en el horizonte, con tantos países endeudados, cada vez más gente considera que la inversión en arte tiene sentido como una alternativa. Y esa es otra de las explicaciones por las que incluso instituciones financieras recomiendan ese tipo de compras".
La firma Phillips de Pury, con sede en Londres, se ha especializado en arte contemporáneo, diseño y fotografía. Sus clientes son jóvenes coleccionistas de todo el mundo. Un camino distinto al de Christie's y Sotheby's, su competencia directa. Phillips de Pury superó las ventas de ambas empresas juntas en ventas de arte del siglo XXI entre 2002 y 2006.
"Han pasado dos fenómenos en estos años", continúa De Pury. "El primero es que la base de los coleccionistas se ha hecho realmente global. Antes eran principalmente centroeuropeos y norteamericanos. Hoy hay coleccionistas de todo el mundo comprando arte de todo el mundo. Nosotros hemos tratado de animar esta globalización. Hace unos meses organizamos la primera gran subasta de BRIC (Brasil-Rusia-India-China) porque también han surgido interesantes artistas en estos países. El segundo es que hay un rejuvenecimiento de los coleccionistas. Ahora hay mucha gente entre los trentaitantos y cuarentaitantos que tienen el interés y los medios para coleccionar. Y, naturalmente, lo que más les interesa es el arte de su generación. Esa es otra de las explicaciones del creciente interés por el arte emergente".
En cuanto a las ferias de arte, que en cierta medida surgieron como competencia al mercado de las subastas agrupando a las galerías, De Pury considera que la feria madrileña Arco debe encontrar un nuevo rumbo para ocupar un lugar relevante.
"Cada vez hay mayor cantidad de ferias de arte en el mundo a causa de la globalización", dice. "Las hay nuevas en Dubai y Abu Dhabi, en Hong Kong o Singapur. Todas estas han partido con la intención de igualarse a las mejores. Cada vez habrá mayor competitividad en ese campo. Los que participan del mundo del arte son como un circo ambulante, viajan de un acontecimiento a otro, pero no puedes estar en varios sitios a la vez ni asistir a todos. Así es que el programa paralelo que ofrezca una feria a los coleccionistas debe estar muy bien cuidado. Una de las razones por las que Miami Art Basel se ha convertido rápidamente en una referencia es que la comunidad local de coleccionistas -todos ellos bastante importantes- ha sido tan generosa como para abrir las puertas de sus casas cada año con muestras distintas. Eso, sumado al buen clima y la calidad de la feria, han contribuido a su éxito. La han hecho inexcusable. Una feria puramente comercial no lo lograría. Para ferias como Arco, con muchos años, es forzoso reinventarse cada cierto tiempo. Tiene que ofrecer algo que la gente del arte no quiera perderse. Madrid es una ciudad fantástica para eso, una de las más atractivas de Europa, y creo que los coleccionistas siempre encontrarán pretextos para ir si la calidad de la feria les compensa".
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