Una edil de Castelldefels alertó de que el paso subterráneo podía ser "una ratonera"
El tren iba a la velocidad permitida y pitó al entrar en la estación
El tren rápido Alaris que la noche del miércoles arrolló con final trágico a un grupo de viajeros en Castelldefels circulaba en el momento del accidente "por debajo de la velocidad permitida", según Renfe, que investiga lo ocurrido. Adif, de la que depende el reglamento de circulación y la velocidad, declinó confirmar oficialmente "por motivos de seguridad" el límite permitido en ese tramo, pero de la caja negra se desprende que iba a 139 kilómetros/hora, frente a un tope permitido de 150 km/h.
Los Alaris, que cubren rutas entre Madrid y Valencia y también, como fue el caso del protagonista del accidente, de Alicante a Barcelona, pueden circular a 200 km/h. Pero cada trayecto tiene su propio "itinerario de velocidad", según explicó el sindicato de maquinistas Semaf. Ese itinerario especifica el tope, en función del tipo de tren del que se trate y de cada uno de los tramos de vía que recorre. Si el drama no sucedió por exceso de velocidad, también se excluye que el maquinista hubiera ingerido alcohol: dio 0,0 en la prueba, según Renfe.
Testigos y fuentes oficiales corroboraron que, al entrar en la estación, el Alaris pitó. El uso del silbato de la locomotora es además obligado si las vías no están del todo despejadas, y un tren de Cercanías abarrotado acababa de descargar a centenares de personas en el mismo apeadero. Una situación -la coincidencia en esa estación de un Cercanías y un tren rápido sin parada- que debería dejar de producirse en dos años: si los recortes presupuestarios no lo impiden, el intercambiador de Tarragona permitirá a los ferrocarriles de velocidad elevada usar otras vías, las del AVE.
Varios testigos aseguran que la arriesgada decisión de cruzar las vías en Castelldefels Playa pudo responder a que el paso subterráneo estaba abarrotado de gente. La edil de Castelldefels Àngels Coté, de Esquerra Republicana de Catalunya, advirtió en un pleno municipal en noviembre de 2009, solo un mes después de la remodelación de estación, de que el paso subterráneo podía convertirse en "una ratonera" en la noche de San Juan y en las vacaciones de verano, por la afluencia de viajeros. Lo subrayó dos veces. En abril de este año, en otro pleno, Coté volvió a la carga. El alcalde, Joan Sau, prometió que trasladaría la queja a Adif. Y ayer su portavoz aseguró que así se hizo. Adif insistió por activa y pasiva en que la estación es segura. Una idea que respaldaron todas las autoridades estatales y autonómicas. Un total 52 personas perdieron la vida en España por accidentes o incidentes ferroviarios en 2008, según Adif. De ellas, 18 fueron arrolladas en estaciones o apeaderos y 17, en plena vía. "En todos los casos menos uno la causa del accidente fue el comportamiento indebido de las víctimas", dice un informe de seguridad de Fomento. Otras 15 personas perdieron la vida en uno de los 3.000 pasos a nivel que aún quedan en España.
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