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Un juez imputa a un fallero de Alzira por violar a dos niños de su comisión

Agredió continuadamente a los menores de 9 y 12 años en su casa - La falla expulsó a los pequeños tras la denuncia de los padres y recogió firmas de apoyo

José Emilio Sanfrancisco, de 52 años, se enfrentará en breve a un juicio por "un delito continuado de violación y dos delitos continuados de agresión sexual a dos menores". El titular del juzgado número 2 de Alzira le ha procesado por ello. Era el portaestandarte de la Hermandad del Santo Sepulcro y de la falla Tulell de Alzira, de la que llegó a ser vicepresidente. A esa falla pertenecían los menores desde muy pequeños. El juez, además, le exige en el auto de procesamiento 399.000 euros de fianza. Ha ampliado el alejamiento que inicialmente estableció y lo ha fijado en dos kilómetros. Le ha impuesto la obligación de acudir a un juzgado, distinto al de Alzira, tres veces a la semana. La Audiencia de Valencia fijará en breve qué sala y cuándo se celebrará juicio.

El imputado tiene un retraso mental leve, pero sabe lo que hace, según el auto
El hombre no puede acercarse a menos de dos kilómetros de las víctimas

El auto de procesamiento explica que Sanfrancisco formaba parte de la falla Tulell y trabó amistad con los dos menores víctimas. En días cercanos a la fiesta fallera de 2007, Sanfrancisco propuso de forma individual a los menores, que tenían 9 y 12 años, que le acompañaran a su casa. Les iba a enseñar una nueva minicadena, videojuegos y películas. Los niños accedieron por separado y nunca coincidieron en el piso. En esos encuentros, según explica el auto, el procesado les pidió que le realizaran masturbaciones, tocamientos y felaciones. A uno de los niños lo subió un día a la azotea de la vivienda. Y allí, "prevaliéndose de su mayor edad y complexión física insistió hasta conseguir que el menor le masturbase". Meses después, continúa el relato de hechos, violó al menor en la misma azotea.

El juez explica que el relato de hechos se desprende de las diligencias practicadas, entre ellas la declaración de uno de los menores en sede policial y judicial, "que se estima fiable en líneas generales, tal y como se dictamina en el informe pericial psicológico". El otro menor declaró sólo ante la policía. El juez estima válido ese testimonio, que refrenda el informe de la perito médico forense y la testigo psicóloga. Ambas entendieron que el testimonio era creíble.

El procesado está en libertad, con la medida cautelar de alejamiento impuesta. El juez no ha considerado que haya razones para decretar prisión provisional. No ha presentado fianza y la defensa de los menores ha instado el embargo de los posibles bienes de que disponga.

Sanfrancisco tiene un perfil especial. Siempre se comportó como un hombre de voluntad dispuesta, generoso, de buen carácter. Su defensa llegó a plantear que en realidad tenía un retraso mental importante que le impedía discernir entre el bien y el mal. El auto del juez de Alzira también da respuesta a eso. Y dice: "El procesado padece un retraso mental leve, no descartándose que dicho retraso mental alterara, aun cuando únicamente en grado mínimo, la comprensión de su relación con los menores y de la falta de consentimiento y de expresión de consentimiento por parte de estos".

El caso estalló cuando los menores contaron a sus padres lo ocurrido. Lo primero que hicieron fue acudir a la policía y a la falla. En ésta, no sólo no encontraron apoyo sino que los menores fueron expulsados. Sanfrancisco tuvo que dejar de ir porque la primera medida cautelar fue un alejamiento.

Un centenar de miembros de la falla firmó un escrito de apoyo a Sanfrancisco. Nadie daba crédito a lo que los niños habían relatado a sus padres y a la policía. Nadie creyó que un hombre introducido desde hacía años en la vida lúdico-cultural de la ciudad, casi siempre con niños, pudiera haber hecho eso.

El juez, como recoge en el punto segundo del auto, entiende que hay suficientes indicios de criminalidad por los que Sanfrancisco debe responder ante la justicia. No aprecia en él un estado de inimputabilidad.

José Emilio Sanfrancisco, con miembros de su falla.
José Emilio Sanfrancisco, con miembros de su falla.

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