"No puedes contar una historia de buenos y malos"
He aquí alguien que consigue lo que quiere sin pisotones, codazos ni charlatanería. Verán por qué. La primera vez que María José Turrión (Salamanca, 1958) acudió al Archivo de la Guerra Civil, en 1984, a pedir trabajo en prácticas recibió una negativa. En la segunda, entró como dueña indiscutible de una plaza de técnica de microfilme y de otra de vigilante nocturna, ambas por oposición y por si acaso.
Se decantó por la primera y se dedicó a microfilmar documentos de la Generalitat catalana -a la postre serían los traídos y llevados papeles de Salamanca- en "un cuartucho de dos por tres metros" donde se adormecía tanto que acabó sustituyendo el cola-cao por el café. Allí fantaseó durante un año con catalogar los 50.000 títulos de la biblioteca del archivo. ¿Y a qué se dedicó al cabo del año? Pues a catalogar los 50.000 títulos de la biblioteca.
La encargada de custodiar papeles de la historia reciente adora la Edad Media
O sea, que cuando María José Turrión, licenciada en Geografía e Historia y facultativa de archivos, se convirtió en junio de 2008 en la persona que habría de dirigir el Centro Documental de la Memoria Histórica, había peregrinado por casi todos los recovecos del Archivo de la Guerra Civil, sobre cuyo esqueleto -muy contracturado a cuenta de los papeles de Salamanca- se montó la nueva institución. Y también había quedado clara la perseverancia. Lo que no se deduce de su periplo profesional es su ¡inapetencia!, algo que no le preocupa a un archivo y sí a esta sección. Eligió un restaurante griego, donde apenas probó su timbal de verduras (kipuros).
Fue una comida descompensada: una comensal con inclinación al exceso frente a otra amante del minimalismo. "Mi madre me llevó al médico de pequeña por lo poco que comía. Soñaba con que inventaran unas pastillitas para comer. Ahora disfruto, pero como poco. Y si estoy estresada se me pegan las paredes del estómago", expone. En estos dos años ha debido vivir con los tabiques interiores tocándose. En 2008, el proyecto del Centro de la Memoria Histórica era una patata que escocía. En Salamanca, el alcalde había sacado sus huestes a la calle contra el envío de papeles a Cataluña y los políticos del mismo partido se contradecían unos a otros según su circunscripción electoral. María José Turrión, cauta, no se había posicionado en público. Tal vez fuese la única salmantina que no lo había hecho. Pero esa prudencia es también marca de la casa. "La vehemencia es buena para decir que algo preocupa, pero puede llevar a un lugar delicado".
En estos dos años ha logrado atemperar ánimos, ha recorrido los lugares consagrados a la memoria en Europa y ha impulsado actos con víctimas que no han herido a nadie. Frente a los impetuosos, receta ciencia: "En la memoria no sólo pueden estar historiadores y archiveros, tienen que estar pedagogos, estadísticos y sociólogos y se debe enseñar en los colegios. Un centro de la memoria tiene que ser científico y hablar desapasionadamente. Cuando pones sentimiento pierdes objetividad en lo que dices y se convierte en una historia de buenos y malos". Y un secreto: ella custodia la herencia del pasado reciente, pero si tuviera que volver a elegir especialidad histórica, repetiría medievalismo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.