'Vasito' sí ha muerto
No se ve mucha razón para clonar un toro bravo. Para lidiarlo no, desde luego, porque el experimento cuesta 10.000 euros y nadie pagaría esa cifra por dos orejas y un rabo. Got, el ternerito recién presentado en Palencia, ha nacido marcado para procrear. Tanto él como otro ternero malogrado en el parto, y otro más al que se espera para agosto, son clones de Vasito, un apreciado semental de la ganadería Guardiola, y ésa es la cualidad que sus dueños esperan perpetuar. Pero Vasito ya tuvo 15 años para cruzarse con todas las vacas que quisiera -para eso le pagaban- y, si de toda esa prole innumerable no ha salido un semental tan bueno como él, difícil será que salga ahora
de estas dos escuetas clonaciones.
Los ganaderos tienen mucho de genetistas: se dedican en gran parte
a cruzar animales de distintas características, examinar los resultados en la progenie, formular una hipótesis que
los explique y diseñar nuevos cruces que refuten la hipótesis. O que la confirmen, muy ocasionalmente. Para un ganadero, clonar
es una tentación tan natural como para un genetista. Tiene algo de deformación profesional, por así decir.
Pero la clonación de toros bravos, como la de toros de rodeo que la precedió, y como las de gatos, perros, mulas, dromedarios y caballos de carreras que vinieron antes, responde más a razones sentimentales que tecnológicas. La frase de uno de los veterinarios -"Vasito no ha muerto"- lo expresaba todo el otro día. La clonación como resurrección de un ser añorado, como una nueva oportunidad,
una segunda vida,
un tiempo pasado que vuelve a pasar. Absurdo, pero tal vez inevitable.
Si esto ocurre con los animales, da vértigo imaginar lo que pasará con las personas cuando la técnica lo permita. Tal vez, mientras llega ese avance técnico, convendrá insistir en que la clonación no sirve para resucitar a nadie. Por extraño que suene, ni siquiera
nos enfrenta a ningún fenómeno nuevo: Got
no es más que el equivalente a un hermano gemelo de Vasito, solo que nacido unos años más tarde. Dos gemelos se parecen en muchas cosas, ciertamente, pero a nadie se le ocurriría pensar que son dos encarnaciones de la misma persona ni nada parecido. Vasito sí ha muerto.
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