Italia ultima un recorte de 27.500 millones para los dos próximos años
Francia pretende alargar la edad de jubilación y gravar más las rentas altas
El tijeretazo se extiende por Europa a la misma velocidad que los mercados meten presión al euro. Tras negar durante dos años la crisis, el Gobierno italiano ha anunciado que en los primeros días de junio aprobará una corrección de los presupuestos del Estado por un valor de 27.500 millones de euros para los dos próximos dos años. Francia avanzó también ayer cambios en la fiscalidad de las rentas altas y en las pensiones. Pero el paquete que prepara Italia es más amplio: Roma pretende reducir el riesgo de contagio de la crisis fiscal, que a partir de Grecia ha encendido las alarmas en Portugal, España e Irlanda. Italia es la siguiente víctima potencial de ese virus que se ha contagiado a los mercados de deuda pública europea y afecta también al euro, en sus menores niveles de los últimos cuatro años.
Merkel presiona para que los países europeos limiten el déficit por ley
Roma y París se suman a las medidas aprobadas por Madrid y Lisboa
Diversos miembros del Gobierno de Silvio Berlusconi han intensificado este fin de semana un debate público con diferentes medidas en estudio, explicando que la tragedia griega exige a los países de la zona euro "sacrificios, lágrimas y sangre". El ministro de Bienestar, Maurizio Sacconi, prometió ayer que el Gobierno "contendrá el perímetro del sector público" y será "fiscalmente equitativo con los ciudadanos". Es decir: sacará la tijera tratando de repartir los ajustes de forma equitativa.
Algunas de las propuestas, aunque no son definitivas, son similares a las aprobadas la semana pasada por España y Portugal. Otras pueden ir incluso más lejos. El ministro de Economía, Giulio Tremonti, estudia congelar los salarios a los 3,5 millones de funcionarios; retrasar algunos meses la entrada de nuevos jubilados al sistema de pensiones; aumentar la edad de jubilación para las mujeres que trabajan en el sector privado; derogar el actual 10% de beneficio fiscal a los premios de productividad; bloquear durante tres años la contratación de personal en la Administración, y restringir las ayudas a la dependencia.
"Las medidas no son muy distintas de las tomadas en París, Londres, Berlín, Madrid y Lisboa", aseguró Tremonti, aunque el caso español es más drástico: el plan inicial suponía un recorte de 50.000 millones hasta 2013, a los que hay que sumar los 15.000 millones adicionales anunciados la semana pasada. Italia baraja recortes de 13.000 millones en 2011 y 14.500 millones en 2012.
El ajuste supondría incorporar algunas medidas fiscales, aunque no subidas de impuestos. Se trata de redoblar la lucha contra la evasión (aunque el otoño pasado se aprobó una amnistía para los capitales fugados); regularizar los numerosos inmuebles no registrados, y endurecer el control sobre las loterías y apuestas.
Los sindicatos y la oposición han expresado ya su rechazo frontal al plan, y han prometido protestas y conflictividad si el Gobierno de Silvio Berlusconi trata de hacer pagar "únicamente a los funcionarios y los pensionistas" la factura de la crisis. A través del ministro Roberto Calderoli, exponente de la Liga del Norte, el Gobierno ha sugerido que está listo para recortar un 5% los sueldos de los políticos, los parlamentarios y los dirigentes de los más de 10.000 entes públicos del país. El ministro de Defensa, Ignazio La Russa, elevó ayer esa apuesta hasta un sueldo mensual al año. Los sindicatos juzgan esos anuncios como gestos "demagógicos e ineficaces", y exigen un plan de choque contra el derroche público. La deuda italiana está entre las más altas de Europa (el 116% del PIB, por encima de Grecia), pero el déficit es menos grave (5,3%).
También Francia da señales de apretarse el cinturón. Los franceses deberán trabajar más para obtener la jubilación y el Gobierno de Sarkozy está dispuesto a poner en marcha un gravamen extra destinado a las rentas más altas y a los rendimientos de capital con objeto de engordar la hucha de las pensiones. Esas son las principales propuestas del documento elaborado para reformar las pensiones que el ministro de Trabajo, Eric Woerth, remitió ayer a los sindicatos. Los franceses pueden jubilarse a los 60 años, aunque para ello el trabajador debe cotizar durante 40. Con estas medidas, el Gobierno francés espera "aportar una respuesta a las dificultades financieras del sistema hasta 2020 y 2030".
La de las pensiones es la reforma más importante y polémica en la que actualmente está embarcado el Gobierno de Sarkozy, que prometió enviar a la Asamblea Nacional una ley en otoño. Antes, los diferentes proyectos deberán ser discutidos por sindicatos, Gobierno y agentes sociales.
Europa empieza a activar así los resortes para mitigar el vendaval en los mercados, que a partir de hoy podrían redoblar sus presiones. La canciller alemana, Angela Merkel, aseguró ayer que el mecanismo de rescate aprobado (un bazuca de 750.000 millones) sólo supone "ganar tiempo" para "reducir las diferencias de competitividad y los problemas fiscales en los países que lo requieren". Alemania presiona para que los países del euro limiten el déficit por ley, como ya hace Berlín.
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