"No echo de menos mi vida en los Rolling Stones"
El martes 18 se reedita Exile on Main Street (Universal), el disco más legendario de los Rolling Stones. Eso no significa que el grupo se reúna para, como deseaba su discográfica, tocarlo íntegro en vivo, la última moda del negocio. Sin embargo, uno de los participantes en aquel trabajo sí está de gira. Bill Wyman, bajista de los Stones durante 30 años, visita España con los Rhythm Kings.
Estamos ante una banda de primera, que incluye al histórico teclista y cantante Georgie Fame o al exquisito Geraint Watkins. Ocho músicos que actuarán en Vitoria (28 de mayo), Segovia (29), Santiago (30), Oviedo (1 de junio) y Barcelona (3). Dos detalles relevantes sobre los Reyes del Ritmo. Como su líder se niega a volar, se desplazan en autobús: "Jugamos al bridge y, además, ¡somos fumadores!". También, por insistencia de Bill, rechazan tocar en Madrid.
La gira por España excluye a Madrid, donde le robaron en dos ocasiones
Una fobia a la capital que obedece a dos desdichados incidentes. En 2002, cuando abandonaba su hotel en la plaza de Toledo, le birlaron un juego de maletas Louis Vuitton. "Finalmente, era ropa que se podía reemplazar", recuerda. Al año siguiente, tras una presentación en la Fnac de Callao, le desapareció un bolso con todo lo que un viajero puede necesitar: pasaporte, dinero, tarjetas, llaves, cámaras, teléfono...
Que conste que solía ser visitante asiduo a Madrid. Era íntimo de The End, conjunto británico afincado en España, cuyo guitarrista, Terry Taylor, ejerce ahora de mano derecha de Wyman. Corrían los sesenta y llamaba la atención: "Mi novia <*Astrid Lundstrom] llevaba minifalda y yo melena. Por la calle se paraban a mirarnos y muchos nos insultaban, incluso desde coches y autobuses. ¡Hasta nos seguía la policía! Pero también teníamos amigos españoles: estuvimos en el estreno de un filme de Los Bravos".
Asegura que su principal motivación sigue siendo el amor por los sonidos negros. "Yo nací en 1936 y recuerdo cuando sólo se escuchaba pop. Aparte de Johnny Ray o Les Paul, no había ni pasión ni inventiva. Al descubrir el jazz y el rhythm and blues, me cambió la vida". Cuando toca en festivales, Wyman no se atrinchera en los camerinos, esperando su turno: se le puede ver entre bambalinas, disfrutando de Solomon Burke o de Maceo Parker.
Destacaba entre las figuras del swinging London. Por su edad, había sufrido el servicio militar, estaba casado y conocía la dureza de alternar un trabajo con la música. "Charlie [Watts], Keith [Richards] y yo teníamos orígenes proletarios. Mick [Jagger] y Brian [Jones], que pertenecían a una clase media muy confortable, se convirtieron en los líderes del grupo. Así era entonces Inglaterra".
Para Wyman, el estrellato fue como la fantasía infantil de quedarse solo en una tienda de golosinas. Venía de un tiempo de represión y se consagró al sexo con deleite: documentaba sus conquistas y alardeaba con números de ser el máximo fornicador del grupo. Le beneficiaba su desinterés por las drogas, "algo difícil de evitar allí, hasta Charlie estuvo colgado de la heroína una temporada".
Cuando los Stones se instalaron en Francia en 1971, huyendo de Hacienda, Wyman aprovechó para culturizarse. Pasaba el tiempo indispensable en la mansión de Richards, donde grababan Exile; prefería explorar tanto la tierra como el espacio ("adoraba la astronomía y estaba siempre con mi telescopio"). Gracias al poeta André Vernet, tuvo acceso a los círculos artísticos de la Costa Azul: "Picasso era la gran luminaria, pero encontré más interesante a Marc Chagall. Tenía curiosidad por el mundo del rock y me trataba como un colega. Hicimos un libro de fotos, Wyman shoots Chagall".
Mientras parte de los Stones salía por piernas, Wyman echó raíces en la Riviera. Casado nuevamente, oficializó su salida del grupo en 1992, ante la incredulidad general. Alegó sólidas razones: los vuelos, la pesadez de las macrogiras, la imposición de que todas las canciones aparecieran firmadas por Jagger-Richards (aunque hubiera aportaciones de otros miembros). Tras temporadas de lanzarse pullas a través de entrevistas, ambas partes mantienen hoy una relación civilizada.
Según Andrew Loog-Oldham, primer mánager del grupo, Wyman es posiblemente el más realizado de los Stones originales: "Sí, estoy en la banda que me devolvió el placer de tocar. Si quiero trabajar con mi amiga Madeleine Peyroux, lo hago sin necesidad de consultar a nadie. He escrito media docena de libros, que han vendido dos millones de copias. Me interesa la arqueología y aprovecho las giras para visitar excavaciones; vendo un detector de metales que lleva mi nombre. Tengo un restaurante, Sticky Fingers, con 21 años de éxito. Bebo vodka con naranja. Cuido el mayor archivo mundial sobre los Stones y expongo mis fotografías [el 6 de junio, inaugura Stone alone en St. Paul, donde mantiene su residencia veraniega]. Soy padre de tres preciosas hijas. Me siento feliz y, aunque cueste creerlo, no echo de menos mi vida anterior".
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