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Pacto por la fusión

La fusión arrancará con Gayoso al mando

El acuerdo establece órganos paritarios y una presidencia rotatoria que estrenará Caixanova - A Coruña tendrá la sede social y el negocio se dirigirá desde Vigo

Galicia tendrá una sola caja a partir de este año. Se acabó la eterna rivalidad comercial entre Caixa Galicia y Caixanova. Ambas han llegado a un acuerdo para repartirse el poder tras la fusión a través del modelo de "equilibrio y paridad", con el 50% de representación en todos los órganos de gobierno, que se traslada a la asamblea, el consejo y las comisiones. Durante tres años, las estructuras de las dos cajas convivirán bajo dos presidencias. Aunque oficialmente no está decidido, fuentes de la Xunta, el Banco de España y Caixanova confirman que el primer año y medio estará al frente Julio Fernández Gayoso, presidente de la caja viguesa. El segundo turno corresponderá a quien designe Caixa Galicia, aunque tendrá que ser un miembro del consejo de administración, por lo que el director actual, José Luis Méndez, queda a priori descartado. La sede fiscal y social (donde pagará sus impuestos) estará en A Coruña, mientras que la institucional y la dirección de negocio en Vigo (léase los despachos de la cúpula). El director será José Luis Pego, actual máximo ejecutivo en Caixanova, con un adjunto a la dirección procedente de Caixa Galicia (Javier García de Paredes).

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El camino para llegar al apretón de manos no fue nada fácil. El lunes, la comisión negociadora se quedó a cenar en Santiago para apurar un pacto por la fusión que urgía el Gobierno gallego, pero los directivos de Caixa Galicia y Caixanova volvieron a tomar la autopista de madrugada sin ningún acuerdo. Así que ayer, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, citó en Santiago a la cúpula de ambas entidades para cerrar la fusión. La reunión tuvo momentos tensos, sobre todo cuando Gayoso insistió en alargar la transición hacia la entidad única duran cinco años. Según fuentes conocedoras del encuentro, Feijóo se encaró con Gayoso, se plantó en un máximo de tres años y ofreció las dos copresidencias rotatorias. Al terminar la reunión, Gayoso advirtió que no podía garantizar que su consejo de administración (previsto, como el de Caixa Galicia, para la una de la tarde ) fuese a ratificar ese protocolo. Pero la presión para que rebajase sus exigencias ya no provenía solo de la Xunta. Desde el PSOE y el propio Gobierno central, Gayoso había recibido en los últimos días mensajes para que cediese en sus pretensiones.

El principio de acuerdo se filtró a la prensa a media mañana, pero tanto el Gobierno como la oposición se cuidaron mucho de hacer declaraciones mientras no se pronunciasen ambas. Cuando por fin dieron el sí -también Caixanova, pese a las advertencias de Gayoso-, Feijóo volvió a convocar en la residencia oficial de Monte Pío a la dirección de las cajas para escenificar la fumata blanca. Gayoso, Méndez, Pego y el presidente de Caixa Galicia, Mauro Varela, asistieron impasibles a la declaración de Feijóo. Cinco folios, siete minutos, que el presidente empleó en subrayar "el equilibrio" y "la paridad" de la fusión.

El presidente evitó los reproches, abogó por superar algunas desconfianzas que se mantienen sobre el proyecto y se felicitó de que tras décadas de competencia Caixanova y Caixa Galicia inicien una "unidad histórica". "Es la prueba de la fuerza de un país", dijo en medio de la solemnidad de la sala. Al acabar su intervención, que no admitió preguntas, los directivos de las dos entidades y el propio presidente posaron para las cámaras tal y como propuso Gayoso, "a la americana", juntando sus manos. La conselleira de Facenda, Marta Fernández Currás, sonrió desde la primera fila.

Pero el viaje todavía no está acabado. El encaje de bolillos tiene un sinfín de puntos delicados que habrá que perfilar, porque el acuerdo económico y el protocolo empiezan a negociarse hoy. También tendrán que abrirse las mesas laborales para tramitar las cerca de 1.000 bajas en la plantilla. En este saco está otro tema estrella: quién tiene que vender más oficinas.

En esos activos que tienen que restar -por valor de unos 12.000 millones- se incluyen entre 250 y 320 oficinas con su negocio aparejado y parte de la cartera industrial. Caixa Galicia estaría obligada a sacrificar más sucursales y Caixanova, a poner en venta sus participadas más jugosas. La primera cumplirá así el mandato del Banco de España, que hace meses que le exige adelgazar su red. Y no podrá hacerlo de cualquier forma: la enajenación se centrará en el negocio crediticio que no lleve aparejado riesgo inmobiliario o promotor. Más cuidadosos tendrán que ser con los depósitos, no podrán poner en riesgo su cartera de los ahorradores porque necesitarán 6.000 millones de euros de liquidez.

En cuanto al negocio industrial, Caixanova es la que tiene más papeletas para hacer caja: tendría que empezar por conseguir plusvalías con la operadora R y con su paquete accionarial de Sacyr. Con todo, seguirán siendo necesarios 1.164 millones de euros del fondo de rescate (FROB), que hay que devolver en condiciones muy duras, con tipos de interés superiores al 7% en un plazo máximo de cinco años, lo que obliga a generar beneficios desde el primero.

Pero de números poco se habló durante los consejos de administración que ambas celebraron ayer y que aprobaron por unanimidad los seis folios en los que se estampa el consenso. En ellos se explica que las copresidencias serán rotatorias, con 18 meses en cada caso, y que no tendrán carácter ejecutivo. Sin embargo, quien ocupe la presidencia del consejo tendrá voto de calidad para dirimir cualquier decisión en caso de empate. Aunque se ha pactado que Gayoso será el primero, ni en el consejo de Caixanova ni en el de Caixa Galicia se mencionó expresamente y Méndez negó varias veces a sus consejeros que esté ya decidido. Las suyas fueron las palabras más expresivas: "Estoy muy satisfecho de haber participado desde 1978 en fusiones como ésta". Xosé López Orozco, alcalde de Lugo y uno de los consejeros de la caja coruñesa, explicó que no hubo dudas al apoyar el acuerdo y elogió a Méndez por su "generosidad enorme". "Ha escrito una gran página en esta fusión", afirmó. ¿La última?, le preguntaron. "Ya se verá", se limitó a responder.

En Caixanova, siempre más introvertidos, también se destilaba satisfacción con un pero: "Que la sede fiscal no esté en Vigo", en palabras de un consejero. La transición que ahora se abre tendrá dos consejos territoriales, uno por cada sede actual, y otro de rango superior formado por diez miembros. "Eso significa que habrá que alcanzar consensos para tomar la mayoría de las decisiones", dice una fuente próxima a Caixa Galicia. Ambas dan por hecho que el protocolo de fusión y el plan económico tardarán meses en poder elevarse a los órganos de administración respectivos. La solicitud de ayudas al fondo de rescate deberá estar firmada antes del 30 de junio.

La proporción al 50% de cada caja actual en la nueva entidad de ahorros se traslada tanto a la futura asamblea general como al consejo de administración, comisión de control y sus órganos dependientes: comisión delegada, de retribuciones, de inversiones y de obra social. Por definir está donde se ubicarán determinados servicios (centro informático, división industrial y fundación, entre otros), pero es un hecho que el reparto de sedes y el primer turno de presidencia acordado inclina de forma contundente a favor de Vigo todos los centros de decisión de la futura caja.

De poco sirvieron las pinceladas que ofreció el presidente de la Xunta, excepto para advertir que la dirección general adjunta, reservada para Caixa Galicia, será "ejecutiva" y "única", al abrigo de la eventualidad de que se nombren en el futuro otros cargos similares para diluir su peso, como sucedió en la fusión que dio origen a Caixanova.

José Luis Méndez (izquierda) se abraza con Julio Fernández Gayoso, en el exterior de la residencia del presidente de la Xunta.
José Luis Méndez (izquierda) se abraza con Julio Fernández Gayoso, en el exterior de la residencia del presidente de la Xunta.ANXO IGLESIASLALO R. VILLAR

Claves del pacto

- El acuerdo sigue el modelo de "equilibrio y paridad", con un 50% de representación en todos los órganos de gobierno de la nueva caja gallega procedentes de Caixa Galicia y Caixanova.

- Presidencia. Durante los primeros tres años habrá dos copresidencias. La primera la designa Caixanova. José Luis Pego será el director de la caja única con un adjunto, Javier García de Paredes.

- Sedes. Se establecen dos sedes, la social y fiscal, en A Coruña. En Vigo estará la sede institucional y la dirección de negocio

- Nuevo nombre: la caja única tendrá una nueva denominación comercial que todavía no se ha definido.

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