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Columna
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Tiempos de incertidumbre

Que a nadie le extrañe, ya lo dijo Pedro Solbes con sus descriptibles dotes poéticas: "Uno no entra a desayunar un café con churros y por la tarde está refundado el capitalismo". El problema es que lo dijo en noviembre de 2008 y desde entonces, superada la primera crisis financiera que hizo temblar la economía internacional tras la caída de Lehman Brothers, asistimos a la crisis económica, a la crisis de la deuda griega y ahora a la amenaza de crisis de la deuda soberana de Portugal y España por falta de credibilidad y, sobre todo, por los ataques especulativos al eslabón débil del euro. Las economías más frágiles de la moneda europea se perfilan como el objetivo de los mercados, de los especuladores, que se ven favorecidos porque ni España ni Europa han hecho todavía los deberes.

La confianza en Grecia tardará y los titulares de los portavoces del casino apuntan sin manías a España

Europa es un éxito político y económico en dificultades. Se ha construido de crisis en crisis y por una minoría visionaria capaz de marcarse objetivos ambiciosos aparentemente insensatos. Sin líderes que puedan seguir la estela de Delors, Kohl, Mitterrand y González, por no hablar ya de los padres fundadores como De Gasperi y Monet, a las instituciones y a los ciudadanos nos esperan tiempos tristes.

De momento, parece que la canciller alemana, Angela Merkel, ha superado la presión de su opinión pública para sucumbir a la de sus bancos. Los tres meses de retraso en que se ha agravado y encarecido la crisis griega responden a la desconfianza de una opinión pública que no está dispuesta a pagar los desmanes de un Estado tramposo. Pero el gesto final de salvar a Grecia de la quiebra supone también el rescate de los bancos alemanes y franceses que tienen la deuda griega en sus balances y también tendrían su impago.

Con demasiado retraso para proporcionar la imprescindible imagen de solvencia y seriedad, la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) han presentado su plan para ayudar a Atenas a cambio de grandes ajustes sociales.

De la crisis actual sólo se puede salir con más Europa y más supervisión, según coinciden numerosas fuentes comunitarias.

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Parlamento y Comisión trabajan en diversas propuestas para aumentar la vigilancia sobre el sistema financiero y reforzar la coordinación de la política fiscal de los Estados. La crisis se puede convertir en una oportunidad, pero "si la dejamos pasar volveremos a la caverna", dice un portavoz económico comunitario.

Los objetivos serían reforzar la parte preventiva, establecer elementos correctivos que deberían estudiar el establecimiento de sanciones y prever un mecanismo de resolución de crisis estable y algo más rápido que la actual desorientación. En este último caso, se podrían establecer mecanismos de apoyo a la balanza de pagos conjuntamente con el FMI como se hace ahora con algunos países europeos que están fuera de la zona euro.

Uno de los problemas graves es que las soluciones las aplicarán aquellos que no han cumplido su tarea de vigilancia hasta ahora. Grecia ha mentido sistemáticamente sobre sus cuentas públicas y la UE tragó. Por más que desde 2005 el Eurostat "no validara las cuentas de Grecia" y añadiera un asterisco precisando que las cuentas no parecían claras, fue el nuevo Gobierno griego el que no tuvo más remedio que destapar el engaño y Europa se hizo la escandalizada.

La confianza en Grecia tardará y los titulares de los portavoces del casino apuntan sin manías a España. La gestión de la crisis no resulta tranquilizadora. El déficit se ha generado para resistir socialmente la crisis, pero se retrasan las medidas de austeridad y competitividad imprescindibles para pasar la siguiente prueba. Zapatero se enfrenta a perder la paz social con la que ha justificado su inactividad, sin haber hecho lo debido.

Con bajos índices de popularidad del presidente del Gobierno y peores los del líder de la oposición, Zapatero convocó ayer a Rajoy. La unidad es imprescindible. Es difícil aventurar si el acercamiento servirá de algo a medio plazo, pero nos ahorraremos un rato el ruido.

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