Interior tiene el perfil genético de 134.000 posibles delincuentes
En la base nacional de ADN se añaden datos de 8.000 personas al trimestre - El Instituto de Toxicología sólo ha incorporado cuatro desde que se creó
Una víctima de violación señala en un reconocimiento en rueda a su supuesto agresor. Lo hace "sin ningún género de duda". La Policía Científica compara su ADN con el de la mancha de semen encontrada en la camiseta de la mujer y constata... que no fue el violador. No sólo eso, sino que metiendo en un ordenador los datos del ADN extraído del esperma aparece el verdadero culpable, un detenido por un robo con violencia años atrás. Casos como estos son los que está ayudando a resolver la base de datos común de ADN de ámbito nacional, en funcionamiento desde noviembre de 2007, destinada a la investigación criminal. Dos años y medio después de su puesta en marcha hay 134.088 personas fichadas genéticamente en España, y la base crece con más de 8.000 nuevos perfiles cada trimestre.
La información almacenada permitió resolver 2.450 delitos en 2009
Las fichas se comparten con otros cinco países europeos
A esta inmensa base de datos coordinada por la Secretaría de Estado de Seguridad han incorporado perfiles la Policía Nacional (94.740), la Guardia Civil (35.616), los Mossos d'Esquadra (3.057), la Ertzaintza (674) y el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (4). La última cifra es llamativa por lo pequeña. Desde el Ministerio de Justicia -del que depende el Instituto Nacional de Toxicología- aseguran que acaban de incorporarse al sistema y que comenzarán ahora a meter los datos en la base. En su memoria de 2008, sin embargo, publicada en noviembre de 2009, se hablaba ya "del importante avance en la implantación del sistema CODIS, una base de datos de ADN de ámbito nacional que coordina la Secretaría de Estado de Seguridad" del Ministerio del Interior, según consta en la nota de prensa publicada en la página web del Gobierno la-moncloa.es, CODIS es la base que se usa en España, un sistema creado por el FBI.
Los datos de ADN se intercambian también con los países de la Unión Europea que han firmado el Tratado de Prüm: Francia, Holanda, Alemania, Austria y Luxemburgo. En este caso no hay una base de común que incorpore todos los perfiles genéticos, sino que cada país envía cada semana sus datos nuevos para ver si hay alguna coincidencia. Las comparaciones han dado 242 resultados positivos desde 2005 -157 robos con fuerza, 30 agresiones sexuales, 21 delitos vinculados con homicidios y 34 de casos de terrorismo-.
La ley que permite almacenar y cruzar los datos de ADN se aprobó el 29 de octubre de 2007. Hasta entonces, cada organismo tenía su propia base de datos (aunque Guardia Civil y Policía Nacional se habían unificado en 2005). La Policía podía pedir a los Mossos d'Esquadra, por ejemplo, que se contrastaran unos datos concretos, pero no se cruzaban de forma automática los perfiles "dubitados" -los que se encuentran en la escena del crimen y no se sabe a quien pertenecen- e "indubitados" -los que se extraen de un sospechoso, y tienen nombre y apellidos-.
"Para cruzar datos tenía que haber sospechas previas, un modus operandi muy marcado en una serie de violaciones, por ejemplo", explica Carmen Solís, inspectora jefe y jefe de la sección de ADN de la Policía Científica. Solís explica que la importancia de la base no radica sólo en la posibilidad de encontrar culpables, sino también en la exculpación de inocentes. "El no, además, es un no rotundo. Si hay restos de ADN y no coinciden con el perfil del sospechoso, es seguro que esa persona no ha cometido el delito. Se evitan así muchos errores procedentes de identificaciones de víctimas que vieron a su agresor en situación de estrés". La Policía Científica resolvió el año pasado 194 agresiones sexuales, 140 homicidios y 13 delitos relacionados con el terrorismo gracias a análisis de ADN. En total esta técnica permitió encontrar a los culpables de 2.450 delitos.
La ley 10/2007 determinó en qué clase de delitos podía almacenarse el ADN en la base de datos. Se optó por una fórmula imprecisa que deja un amplio margen de maniobra a la policía. La norma precisa que se podrán tomar muestras, "en todo caso", cuando se trate de delitos que afecten "a la vida, a la libertad, la indemnidad o la libertad sexual, la integridad de las personas, el patrimonio (siempre que fuesen realizados con fuerza en las cosas o violencia o intimidación en las personas), así como en los casos de delincuencia organizada". Es decir, un extenso catálogo.
La ficha genética, que acompaña ahora a la foto y a la huella dactilar en la identificación de sospechosos de haber cometido cierto tipo de delitos, no se guarda para siempre. Si la persona es absuelta o su caso es archivado definitivamente puede pedir salir del sistema. Si sólo ha sido sospechoso y no imputado, podrá hacerlo también cuando el delito haya prescrito ya. Eso sí, no se hace de forma automática. Debe haber una petición expresa. Hasta el momento han sido borrados los perfiles genéticos de 504 personas.
Violaciones antiguas
Cuando empezó a funcionar la base nacional de ADN, se descubrió que algunos crímenes antiguos habían sido cometidos por una misma persona; se halló el nexo común antes desconocido. Cuando el criminal volvió a actuar, el sistema permitió imputarle no sólo el nuevo crimen, sino la ristra que había dejado atrás. Fue el caso de El Búho, que empezó a actuar en 2001. Siete años más tarde, cuando comenzó a funcionar la base de datos de ADN, se detuvo a un hombre, Isaac Plaza, por una agresión sexual reciente. Al meter su ADN en el sistema resultó que Plaza, un madrileño de 29 años, era El Búho, el buscado violador múltiple que abordaba a mujeres por la noche, muchas veces cuando volvían a sus casas después de bajar de autobuses nocturnos. Su perfil genético coincidía con el de 15 delitos sexuales cometidos durante los últimos años.
La base de datos consiguió resolver en 2009 una violación antigua que parecía ya irresoluble. En julio de 2004 una chica había sido agredida sexualmente a primera hora de la mañana en el Puerto de Santa María (Cádiz). La Policía encontró muestras biológicas de las que se consiguió extraer ADN. Durante años no se encontró al culpable. Se conservaba el perfil genético del autor pero no se sabía de quién era. En 2009 se detuvo a un hombre de 33 años sospechoso de haber cometido un delito, se tomaron muestras de ADN y el ordenador que cruza datos habló: había sido el autor de una violación cometida cinco años atrás.
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